Amor sobre miedo (muestra de la obra) - Cap 0- Ciudades grandes.

Starming, ciudad principal. Año: 1010.

Las calles principales eran muy transitadas, tenían en su asfalto a más de cuatro vehículos. Muchas personas iban a su trabajo, otras a citas, algunos estaban en la casa y unos cuantos en la escuela.

Esa ciudad poseía seis calles: Rekimen, Nashina, Nidertul, Azearu, Yeiba y Erdsmid. Todas subdivididas en veinticuatro secciones, donde tenían en común a la doce como eje central. Las otras eran calles normales, y a veces poco transitadas.

Había múltiples parques, universidades privadas y museos. Presentaba una cierta energía clara en todos los habitantes, una que opacaba a ciertos países, aunque, en cierta medida, era razón del porqué de su ineptitud.

Los días pasan rápido, al igual que las noches. Los ciclos del clima también, así que ya era de madrugada.Dedkins, un buen profesor,había salido del bar más reconocido de la sección diecinueve de Nidertul. Pasó cerca de un prostíbulo presente en la veinte mientras iba a pie.

Pocos pasos más eran los suficientes para llegar a su casa a tiempo, era normal para él que su esposa lo regañase por sus salidas al bar.

Cuando le quedaban tres calles, más o menos en la veintidós para pasar a Rekimen, encontró un callejón.

Caían gotas.

Él las escuchó, atrajeron su atención. Ahí se acercó.

Las paredes sucias y oscuras no dejaban ver lo que había en el fondo del callejón, ¿acaso había una luz que activar para ver hasta ahí? No, no la había, así que se tuvo que acercar más.

Plic, ploc, plic, ploc. Caían más aún.

Ya podía ver en la oscuridad gracias a que se acostumbraron sus ojos.

Jadeos de ansiedad y hambre en plena saciedad.Escuchó eso.

Carmesí.

Eso fue lo que pudo ver, solo tragó un poco de saliva ante esa mirada extravagante, inhumano, ¿cósmico? No, no era ese caso.

Le empezaba a pesar la garganta y la botella de alcohol ante esa vista, no fue tanto tiempo el que duró detenido, ya que se percató de que el carmesí, tenía puntos negros, pupilas.

Ahí fue que, con sus convicciones y su ebriedad, pero con una mirada seria, huyó.

Poco a poco se alejaba y se acercaba a la calle Rekilem uno. Sus pasos aumentaban con lentitud, no sabía qué era aquello que vio, ni quería imaginarlo.

De la nada, entre sus pasos había otros. Los escuchaba, también los sentía con temperatura, dieciocho grados.

Cada vez aumentaba más su velocidad.

Sintió múltiples estocadas en su espalda, todas estas le causaron gran dolor. No había agujeros, ni se le escapaba la sangre.

Aquellos dolores aumentaron más después de un intento de saber la localización de lo que perseguía. Se había volteado.

Vio a una criatura humanoide de cuerpo femenino, tenía largas extremidades, era de gran tamaño y sus ojos… eran carmesí, con grandes pupilas.

Ahí quedó anonadado e intentó dar un grito de alerta y ayuda.

El aire no salía y no podía articular su lengua correctamente.

Con su miedo a morir notado en su rostro y facciones, corrió pese a la falta de aire. Llegó un momento en el que se tuvo que detener.

Se volteó involuntariamente, veía a la criatura muy cerca de él, con un pulmón en la mano, y otro en la boca, lo estaba masticando con la boca abierta frente a él.

Perdió más el aire, y la criatura disfrutaba la vista, casi reía. No tardó en meterle sus dedos dentro de la boca, poco podía hacer su víctima, ni siquiera podía morderle por la falta de aire.

Esa criatura ingresó más sus dedos, y atravesó el cuello con los mismos.

Murió, fue demasiado doloroso, y, además, sintió el fin de su asfixia justo antes…

La ciudad poseía ciertas historias… Algunas de antes, de horrores inmensos, desconocidos, complejos, y también superiores. Partículas extrañas la rondaban.