Caza Androides - Alma Adolorida
Tras varios meses y muchos androides menos en el mundo, tuve que ir a Italia, a un pueblo bastante vanguardista con personas muy humildes y sencillas. Todas las personas que estaban allí se veían muy normales, por lo cual se me llegó a dificultar el poder encontrar alguna pista sobre el robot. Entonces pasó una joven frente a mí, que, aunque sólo pude ver la mitad de su rostro, me pareció que tenía un fenotipo bastante favorable cuanto menos, y pues, no tenía nada mejor que hacer, entonces le seguí el rastro como buen hombre, claro, solamente porque se veía muy sospechosa, sólo por eso.
Ella vestía un abrigo negro con mangas muy largas, un pantalón ajustado bastante llamativo, su cabello era negro y muy largo, su cuerpo singularmente llamativo y por lo que pude ver, su cara debía ser bastante agradable a la vista también y pues no lo sé, talvez fue sólo un presentimiento o no lo sé, pero algo me decía que la siguiera.
Seguí su rastro hasta una casa, en la cual vi que un hombre salió a recibirla y pensé “Tuve que actuar antes…” Pero en cuanto el hombre abrió la puerta, ella levantó su mano, y la manga de su abrigo cayó y dejó ver algo extraño, me pareció una navaja o algo por el estilo, lo cual, el tipo no lo notó y enseguida ella bajo su mano, dejando caer la manga de nuevo. Ella no había hablado ni una sola palabra, al menos no logré escucharla desde donde estaba, pero eso la hacía más sospechosa aún, por lo que traté de mantenerme al margen de la situación.
El hombre la invitó a pasar y ella subió la grada para entrar, en la parte baja de su pantalón, pude ver parte de su pie, se veía de un color plateado. Era un androide sin lugar a dudas. Entonces corrí y le grité al tipo que se alejara y corriera, lo cual no hizo.
Saqué una espada que forjé con el material que estaban hechos los androides, eran una especie de mezcla de muchos metales, pero con una especie de aleación de gran capacidad. Al parecer, quién los creó, sabía cómo hacerlos casi indestructibles, primero una capa de metal muy resistente como lo es el titanio, con una capa leve de metales que resisten el calor, sin embargo, al separarlas, se pueden formar armas de gran potencial, tal como la espada que forjé. Me abalancé contra el androide, pero ella me detuvo con una navaja que tenía adherida a su brazo, muy extraño pero muy útil para muchas labores, como rebanar algún alimento o extremidad humana.
El hombre muy asustado me gritó “¡Maldita sea! ¿Qué es lo que pasa aquí?” O algo así, porque mi italiano está algo oxidado pero supongo que fue algo por el estilo por los gritos que dio y la expresión de pánico que tenía, entonces le dije que ella no era una humana y él contestó “Sé que ella no es una humana, que es una robot, pero la amo a pesar de ello y estoy seguro que ella también me ama a mí, aunque sea incapaz de decirlo” (esto ya que los androides no pueden hablar) Y en ese momento, ella me atacó sin piedad con las navajas que poseía incrustadas en los antebrazos pero con cierta dificultad, la logré detener.
Él dijo entonces “Ella no te quiere hacer daño” y le contesté “¿Eres ciego? ¡He mutilado suficientes miembros humanos para poder identificar cuándo me quieren cortarme uno propio y esto sin lugar a dudas fue un intento de ello! ¿O solamente quería darme un abrazo con sus navajas en mis pulmones?” Se notaba a leguas que me estaba tratando de asesinar, mientras a duras apenas podía defenderme. Él empezó a gritar “¡Tranquilo! ¡Ella no quiere hacerte daño, sólo está asustada de que un desalmado llegue a amenazarle con una espada sólo por ser un robot y no una humana!” Pero mientras me defendía contesté “Estos androides están hechos con el fin de matar a las personas y aunque no hubieran creados para ello, de todos modos, lo están haciendo. Sólo estoy tratando de salvarte. Ellos sólo quieren asesinar a quien sea, sin un patrón ni una razón específica” pero él seguía insistiendo en que esa chica no era mala, siendo que eso no era siquiera una persona sino un maldito robot.
Decía que ellos se amaban mutuamente, cosa que a mí me importaba un comino pues a mí me pagan por acabar con ellos. Entonces logré tomarla del cuello y en el momento en que conseguí sujetarla para someterla al filo de mi espada, él sacó una pistola y me dijo algo así como “¡Si le haces algo, morirás! Ella llegó a mi vida en el momento en que más necesitaba a alguien que me quisiera, mi esposa me dejó por otro hombre y mis hijos se fueron con ella. Quedé sólo y me sentía miserable. No era nadie, no tenía un motivo de vida, colgué una soga en el techo, pero siquiera eso sirvió, mi suerte era inexistente hasta que la vi a ella por la ventana, me sonrió y yo hice lo mismo. Ella tenía una belleza irreal y una sonrisa que llenó de calidez mi corazón. Supe que no era humana desde el primer momento en que la vi, noté las partes robóticas de su rostro y la amé desde ese momento a pesar de eso, extrañamente me logré comunicar con ella y supe que ella también sentía lo mismo por mí…”
Él siguió relatando su historia de amor mientras mis ganas de vomitar aumentaban gradualmente. En cierto momento la androide me lanzó un codazo en mi cara y se libró de mí, el hombre le dijo que fuese con él, que allí no pasaría nada malo, que él la protegería o cursilerías como esas, le interrumpí diciéndole “Ella no te ama, ella te llegará a matar y buscará su siguiente víctima como si nada hubiese ocurrido, ese es su instinto, ellos no aman, ellos matan sin el más mínimo remordimiento” pues aunque no me interesara en lo más mínimo lo que pasaría con ese idiota, sí me importaba que tenía una pistola en sus manos temblorosas y a mí como la potencial víctima de sus balas. Pero él insistió “¡No! ¡Ella es distinta!” Mientras soltaba el llanto y ella lo abrazaba muy fuertemente, él le dijo a su…. a esa cosa “¿No serías capaz de terminar con mi vida cierto? Sé que no lo harías ¡Sé que me amas! Sólo necesito que me lo digas, que me lo demuestres de alguna manera”
Ella se acercó y lo besó, mientras seguían bajando las lágrimas por su cara. Fue cuando ella, inesperadamente para las personas que miraban detrás de sus ventanas lo que ocurría, pero no para mí, traspasó con una de sus navajas el tronco del idiota y dio fin a su miserable vida. Así murió, creyendo en el amor de un androide sin sentimientos. Acto seguido ella se abalanzó sobre mí con la intensión de acabar con mi vida, así como lo hizo con el hombre que la amaba, pero ella se descuidó con uno de sus ataques y logré cortar uno de sus brazos.
Sabía que era complicado el lidiar con ella, y si logré tener una oportunidad, debí de aprovecharla, ya que sus ataques eran cada vez más peligrosos e inteligentes.
Sin embargo, no podría acabar con ella usando solamente mi espada, así que tomé el brazo que había logrado desprenderle, del suelo y hundí mi brazo dentro para poder atacarle. El problema es que todos los cables y objetos metálicos que habían dentro, me comenzaron a desgarrar la piel, el dolor era insoportable y la cantidad de sangre que derramé ese día debió de ser bastante alta. Mi músculo empezó a abrirse y dejaba mi hueso al descubierto, aunque creo que la parte más dolorosa fue sentir que dentro de mi brazo, objetos metálicos punzaban y lastimaban directamente sobre el hueso de mi brazo, una sensación indescriptible. Pero era lo que debía que hacer, ya que, sin eso, sería incapaz de terminar con ese androide.
Me logré sobreponer al dolor gracias a la adrenalina y al fin conseguí introducir mi brazo dentro de él y así corrí hacia el androide y mientras con la espada en mi brazo libre, logré abrir una brecha, con el brazo del androide, logré cortar su otro brazo. En ese momento creí que tenía esa batalla ganada, pero la maldita androide imitación de mujer me pateo en los genitales y luego en el mentón, que, aunque el segundo golpe fue bastante fuerte y eficaz, (tanto que logró desmontar mi quijada) comparado con el primero… creo que esos no van a volver a su tamaño normal en un tiempo.
Aun así, seguí luchando y logré cortar ambas piernas con su propio brazo, pero creo que fue mayor el daño que recibí yo, que el que logré hacerle al androide, sin embargo, ya no podría moverse, entonces corté sobre su espalda y puse fin a su existencia.
Tomé la chatarra sobrante y le dejé dentro del maletero de mi auto como es costumbre, entonces desprendí un pedazo de tela de su vestido para amarrarlo sobre mi brazo, para intentar frenar un poco el sangrado. Tomé el volante y conduje hasta un hospital que vi de camino al pueblo, entré con mi brazo lleno de sangre, con el metal sobre él aún y con el efecto de la adrenalina desapareciendo de a pocos. Fue cuando una enfermera me vio, estaba muy pálido y ensangrentado, entonces ella me preguntó “¿Cómo llegó ese brazo metálico ahí?” Pero no tuve una respuesta en ese momento, sólo le dije “Necesito dónde acostarme y que traigan alcohol ¡Ya!”.
La misma enfermera me llevó a una camilla donde me acomodé la quijada y ella llegó con una enorme sabana, la puso bajo mi brazo, entonces ella me dijo un tanto atemorizada “El alcohol no va a ayudar mucho si tienes eso puesto allí. Debemos sacarlo. Te va a doler, creo que lo sabes. Será desagradable para ti y para mí, así que, te recomiendo cerrar los ojos” pero le contesté “Realmente, dudo que vaya a sentir más dolor del que sentí cuando entró”. Añadió “No estaría tan segura” mientras tomaba el brazo metálico y lo empezó a extraer. La sangre empezó a saltar por todos lados. El dolor era aún mayor al que sentí al hacerlo entrar. Cerré los ojos, me mordí un dedo y sólo esperaba que terminara de salir pues los segundos que duró, los sentí como horas. El brazo metálico seguía saliendo de a pocos, lo que se tornaba cada vez más doloroso.
En el momento en que había terminado de salir, sentí un gran alivio, pero al ver el estado de mi brazo, fue tan desagradable, una mezcla de piel aplastada y músculos desgarrados, una cantidad de sangre bastante importante, incluso se podía denotar el hueso ensangrentado. Realmente sentí náuseas, lo cual me fue extraño, porque después de todas las vísceras que vi todos estos años, hasta ahora siento náuseas de ello. Talvez esté relacionado con que fueran mías.
En fin, creo que me desmayé porque no recuerdo mucho después de eso, hasta después, donde me desperté con el brazo vendado y acostado en la cama, me intenté levantar, pero luego vi que mis piernas no estaban y no podría cumplir mi sueño de jugar futbol en Brasil, lo que fue bastante extraño. Luego creo que me dormí de nuevo, o tal vez fuese sólo un sueño, pero cuando me desperté de nuevo, me sentí bastante reconfortado ya que mis piernas estaban en su lugar, pero en la mañana siguiente desperté en una cama muy lujosa, en un cuarto hospitalario de alta gama, luego descubrí que estaba en una especie de centro médico de la O.R.A.
Allí estaba Amber, entonces me dirigí a ella diciendo “¿Estabas tan preocupada por mí?” Pero ella me gritó “¡Cállate Mason! ¿Acaso eres consciente de lo que hiciste?” A lo que contesté con bastante certeza “Pues… Salvé a muchas personas de morir a manos de un androide que bien, podría ser Miss Universo, ¿no?” Pero ella me abofeteó con gran fuerza, reactivando los dolores de mandíbula que me había dejado el androide, seguido me dijo “Permitiste que un hombre muriera frente a ti y mucha gente te vio, la población está muy asustada, las personas no saben lo que somos, ahora están asustados, histéricos, ¿Crees que está bien todo lo que haces? ¿Si quien muriera fuera una madre o un padre o un hijo o hija de alguien estaría bien para ti? ¿Si destruyeras una familia…?” mientras se enfurecía cada vez más.
Realmente no me fue fácil afrontar esa muerte, pues me trajo tantos recuerdos, tantas pesadillas que viví, que traté de dejar atrás, por ello respondí solamente “Lo siento” y me levanté en busca de un baño. En ese momento descubrí algo muy importante, por qué Amber es una persona tan seria, pues si mi familia hubiese muerto también sería una persona así de fría, tal y como ella. Lo que decía dejaba al descubierto que había perdido a su familia o al menos a algún ser querido y que no había cerrado completamente la herida. En cuánto llegué al baño solté en llanto.
Uno de los pocos recuerdos que tengo de mi padre era una frase que me dijo alguna vez “Hijo, sé que la sociedad dice que los hombres no debemos llorar, nunca, pero eso está mal, es un detalle muy erróneo. El llorar no nos hace menos hombres, el llorar nos hace más humanos, esas lágrimas deben de fluir, porque si no lloras, esa tristeza crecerá y te matará tarde o temprano” así que decidí llorar siempre que pudiera, llorar en un baño tras lastimarme, llorar en silencio tras haber asesinado a alguien, o hacerlo en silencio cuando una telenovela terminaba, eso es lo que hago aún, lloro, sólo, pero lo hago.
¿Por qué lloro ahora? ¿Acaso será por el ver a ese hombre morir por amor? ¿Por confiar en alguien? Alguien que realmente no era más que un objeto ¿talvez por descubrir el verdadero sufrimiento que Amber tiene a sus espaldas? ¿Por esa empatía que tengo como ser humano que soy? ¿O talvez por ver que no le importo a nadie? Que sólo me ven como un arma ¿Será por el dolor de mi brazo? No lo sé, es la verdad, no lo sé, sólo sé que necesito llorar, que tengo rabia e ira, que me siento triste e impotente, que me falta amor, tanto propio, como de alguien más, no tengo idea de lo que sea esto, está sensación tan fatigante.
¿Pero qué puedo hacer? Tan sólo seguir en busca de androides, para salvar a personas que no tienen idea de lo que les está acechando, seguí viajando, en cada lugar veía a personas felices, personas temerosas, personas enojadas y personas ansiosas, pero entre todas esas personas no vi a alguien que llevara una carga como la mía, por lo tanto, decidí hacer algo que había prometido no volver a hacer.
Sólo existieron dos personas que realmente me amaron, una de ellas murió hace mucho, la otra vivía en Escocia desde hace mucho, pero no sé si aún vive siquiera. De igual manera fui a buscarle. Desde que me alejé, decidí que no volvería a verle jamás, lo prometí, se lo grité en la cara en ese momento, ahora veo que fui un maldito, que siempre lo he sido, pero esa vez fui uno aún peor, y tomando en consideración lo que hecho, a las cientos de personas que maté, las familias que destruí, fue aún peor para mí, el maldecir a la persona que lo dio todo por mí, en ese momento llegué a su casa, toqué la puerta y ella salió, preguntó que se me ofrecía, yo me deje caer en el suelo y llorando, me hinqué frente a ella y le pedí perdón, gritaba que me perdonara, sabía que había sido un estúpido, que aunque no lo mereciera, quería verla de nuevo y pedirle perdón, mi madre me dijo “Hijo… Estoy segura que no fui la mejor madre, también estoy arrepentida por ello, y lo que hiciste en aquel momento no tiene nombre, ni perdón… Pero te perdono” y ella soltó el llanto también.
Mi celular empezó a sonar una y otra vez, mensajes, llamadas, me llamaban de distintos números, pero estoy completamente seguro que era la organización de Amber, la que me solicitaba, no sé qué querían de mí, lo más seguro es que me querían en algún lugar del mundo para acabar con los androides, como siempre lo hacen, para ellos, soy nada más un objeto, un asesino a sueldo, una maldita arma sin corazón tal y como en mis viejos tiempos. La verdadera diferencia es que antes era una sombra, un demonio a sueldo, aunque el dinero no me importaba tanto como lo fue el saciar mi sed de sangre que tenía, la cual me alejó de mis seres queridos y me impidió hacer un sólo maldito amigo en toda mi maldita vida. Las personas me ven, pero nadie sabe lo que soy, nadie sabe mi pasado, mi origen, lo que cargo dentro de mí. No saben que realmente soy quien está intentado redimirse de todo esto y que ahora trata de salvar sus vidas en vez de acabar con ellas.
Con el tiempo mi mandíbula y mi brazo se empezaron a curar de a pocos, pero lo que realmente necesitaba sanar era mi alma y mis pensamientos.