Chained By A Loop Love - Capítulo 00: Parte 2 - Regresión Cronológica
Dentro del laboratorio de mi casa, frente a la máquina del tiempo que era del tamaño de mi habitación, me decidí a viajar al pasado y salvar a mi esposa.
Esta decisión la tomé delante de S.Y.L.V.I.E. y A.T.H.E.N.A., mis dos primeras inteligencias artificiales, quienes tienen un cuerpo casi humano, ambas aprenden, sienten emociones y las programé para que actuaran como mis hijas.
Sylvie es la hermana mayor, hablando de la edad, tendría aproximadamente entre unos 12 a 13 años, su cabello es de un tono púrpura y sus ojos parecen dos pequeños zafiros.
Por su parte, Athena, la hermana menor, tiene entre unos 10 a 11 años, hablando de su apariencia, posee un cabello de color rubio y unos ojos rojos similares a los rubíes.
Ambas visten uniformes de sirvienta, ya que nunca pude comprarles ropa al estar encerrado creando la máquina del tiempo.
Por esa misma razón, al ver que estaban a punto de llorar, no dudé en acercarme y darles un abrazo.
—Mis pequeñas, quizás no nos veamos por mucho tiempo, pero esto debe hacerse para salvar a mamá.
Sylvie y Athena no conocían la apariencia de mi difunta esposa, puesto que guardé sus fotos dentro de mi habitación, lugar de la casa donde estaban prohibidas de ingresar.
—Padre, padre, ¿estás seguro de querer ir? El viaje no es seguro y hay más posibilidades de que suceda un fallo —mencionó Sylvie mostrándose un poco incómoda.
—Tranquila, no sucederá nada malo. Hemos trabajado durante varios años por esto, no hay forma de que retrocedamos ahora —respondí con una pequeña sonrisa.
Al escucharme, Athena también opinó:
—Padre, Athena está de acuerdo con su hermana… Athena también cree que el viaje puede fallar, Athena no quiere perder a su único padre.
Sus rostros reflejaban tristeza por la situación, así que me aconsejaron a llevar el brazalete nano computador y el pendrive que contenía a A.I.S.H.A.
—Está bien, si eso las tranquiliza, llevaré lo que quieran —respondí aceptando los artefactos y me acerqué para acariciar sus cabezas—. No voy a desaparecer, volveré con mamá y seremos una familia feliz, ¿okay?
—Padre, padre, ¿eso es una promesa de meñique?
—¿Promesa de meñique? —pregunté confundido.
—En un video de Ouktube dice que cuando alguien hace una promesa debe de hacerla con el meñique, ¿esto también será una promesa así?
Observando la inocencia de sus palabras, sonreí y me acerqué a ellas.
Para ser sincero, aunque Athena y Sylvie eran inteligencias artificiales, les debía demasiado. Después de todo, no me había sentido tan miserable en estos últimos años al hablarles.
Realmente las veo como si fueran mis verdaderas hijas.
En ese momento, me arrodillé y cerré mis manos, dejando mis dos meñiques afuera.
—Bueno… Prometo con el meñique que nos volveremos a ver, pero deben prometerme que se cuidarán entre ustedes dos mientras yo no estoy, ¿correcto?
—Lo prometemos —Sylvie y Athena respondieron inmediatamente.
Tras decir eso, nuestro juramento se concretó y esperé mientras ellas programaban la máquina del tiempo.
En ese entonces, caminé hacia la puerta de la máquina, coloqué el brazalete nano computador en mi brazo y guardé el pendrive en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.
—Padre-padre, la carga ya está completa, puede cerrar la puerta de traslado, recuerde que sus ojos deben permanecer cerrados en el traslado de materia.
Haciendo caso a su indicación, cerré la puerta y me senté en el bloque de comandos. Solo faltaba que la palanca de energía fuera activada y podría confirmar si estos años de investigación fueron en vano o no.
—¡Papá, Athena rezará por tu salud, Athena quiere que vuelvas pronto, Athena lo va a extrañar!
—¡Padre, padre, nos vemos luego!
Tras escuchar sus voces, se activó la máquina del tiempo y todo se iluminó de un color verde.
Mi cuerpo se desvaneció por completo.
[2 de enero del año 1999]
Cuando abrí los ojos, ya no estaba con Sylvie y Athena, sino que me encontraba dentro de lo que parecía ser un bosque.
Todo estaba completamente oscuro, la máquina del tiempo había desaparecido y no había rastro de que hubiera explotado.
Para empeorar mi situación, sentía dolor de cabeza y quería vomitar.
Asustado, traté de caminar y buscar un poco de agua para mojarme el rostro, pero, al hacerlo, mis piernas tambalearon y mi visión se tornó borrosa.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué está pasando?!
Sin poder dar un paso adelante, los errores del viaje se hicieron presentes y sentí que estaba a punto de morir.
En ese momento, empecé a arrepentirme de haber hecho una promesa a mis hijas. Quizás debía haberme quedado con ellas y no desafiar a la realidad, pero ya no podía hacer nada, no tenía la posibilidad de regresar a su lado, la culpa era únicamente mía.
Mis sentidos empezaron a apagarse, empecé a sudar y a perder la conciencia.
—No debí… Dios, si me escuchas… por favor, no me dejes morir así.
Al decir eso, me desvanecí en el pasto por el dolor de cabeza.
Había pasado una hora cuando pude recuperar la conciencia, sin embargo, me sentí algo diferente al levantarme, como si fuera más ligero y tuviera más fuerzas que antes.
En ese sentido, creía que había desarrollado una especie de superpoder como ocurría en las historias de ciencia ficción, pero no había nada más alejado de la realidad.
A los pocos minutos de pensar en lo que me había ocurrido, escuché unos sonidos extraños detrás de mí.
Asustado por lo que podría ser un animal salvaje, empecé a correr sin mirar atrás, hasta que llegué a un pequeño lago que estaba al costado de una cabaña vieja.
El cansancio era demasiado, así que decidí mojarme el rostro en el lago, sin saber que me llevaría una gran sorpresa.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué me ha pasado?! Por qué… ¡¿Por qué me veo más joven?!
Tras ver mi reflejo en el agua, solté un grito al darme cuenta de que mi apariencia de un viejo de cincuenta años había desaparecido.
—¡Esto no está pasando! ¡Esto no puede estar pasando!
Incrédulo por lo que estaba presenciando, empecé a tocar mi cuerpo por todas partes y pude reflexionar acerca de lo que había pasado conmigo.
Al crear la máquina del tiempo, tuve diversas hipótesis sobre los errores que afectaban al usuario que viajaba en el tiempo.
Y el error de rejuvenecimiento, no era más que la “regresión cronológica”.
—¡Sí! ¡Tiene que ser eso!
Explicado de forma sencilla, yo tenía cincuenta años, sin embargo, mi edad física actual sería alrededor de veinticuatro años aproximadamente, lo que significa que había perdido cerca de veintiséis años en estas tres horas.
Cada minuto descontaba la edad de mi cuerpo desde el momento en el que había llegado al pasado, por lo que si esto seguía avanzando, solo me quedaría alrededor de dos horas con cuarenta y tres minutos para que alcanzara los cero años de edad.
—Espera… ¡¿Voy a convertirme en un bebé?! No puedo… ¡Eso arruinará mi búsqueda! —grité asustado mientras trataba de buscar una solución al problema.
Sin embargo, ese solo era el comienzo de mis problemas, ya que había otro problema al viajar en el tiempo.
Sin darme cuenta de lo sucedido, estaba empezado a olvidar cosas.
—Sé que hablé con… ¿Con quién había hablado hace unas horas?
Sin encontrar respuesta, grité en desesperación.
—¡¿Por qué diablos no puedo recordar lo que sucedió?!
Y entre mi lamentación, pude entender que era lo que estaba pasando.
El otro problema al viajar era “regresión de recuerdos”.
Esa era la única respuesta, si “Regresión Cronológica” disminuía la edad física, “Regresión de recuerdos” disminuía la edad mental a costa del tiempo vivencial del viajero.
Observando la “regresión de recuerdos”, noté que había traído el brazalete nano computador al pasado, así que calculé el tiempo distante entre recuerdos y tiempo.
Sabía que terminaría perdiendo la memoria tarde o temprano, por lo que dependiendo de mi edad mental, sería el tiempo olvidaría todo por completo.
Es decir que, si tenía 50 años lleno de recuerdos, mi cuerpo de veinticuatro años no podía almacenar esa información, así que establecía mis recuerdos conforme a mi edad y los restaba para que pudiera crear nuevos recuerdos.
—50 años es igual a 18.250 días, eso sería igual a 438.000 horas. Si hago la diferencia con las 3 horas que pasé en este pasado, significa que tardaré al menos 15 años en olvidar todos los recuerdos que poseo del futuro.
Tras los cálculos con el brazalete, lo entendí todo.
Solo podría almacenar los recuerdos que tendría después de volver a mi edad de cero años. Mis recuerdos del futuro, incluso los de este momento, se irían borrando hasta que cumpliera quince años.
Por esa razón, no había tiempo que perder. Debía encontrar un lugar con gente antes de que me volviera un bebé y buscar la forma de acercarme a mi antiguo pasado, era mi última oportunidad.
Con esa idea, ajusté el cronómetro del brazalete al tiempo aproximado restante de mi cuerpo y empecé a correr antes de que llegara mi hora de convertirme en un bebé.
「Quedan 2:40:24 horas」
△♥️△
En ese tiempo, avancé por el bosque y crucé el río, también fui perseguido por cuatro osos, dos ardillas y un mapache, hasta que por fin pude llegar al final del camino, donde había unos carteles que indicaban la cercanía un pequeño pueblo.
—Bah… Por fin pude encontrar lo que estaba buscando.
No me importó estar desnudo, ya que la ropa terminó cayéndose tras ir perdiendo mi edad.
En ese momento, llegué a una carretera y miré mi brazalete, este me indicaba que solo me quedaba cuarenta y cinco minutos antes de ser un recién nacido.
—Debo apurarme —dije espantando.
Seguí caminando y llegué al pueblo cuando solo me quedaban 6 años, entonces empecé a correr y buscar de casa en casa un hogar que no tuviera niños, así quizás podría hacerme pasar como huérfano, con lo que no dudarían en adoptarme.
Y lo conseguí, justo en la casa de la familia Makisu, cuando ya solo me quedaban unos minutos antes de convertirme en un bebé.
Con tranquilidad, agarré una caja de cartón que estaba siendo usada para la basura y la arrastré hacia la puerta, subiéndome encima de ella, justo cuando sonó el brazalete.
「00:00:00」
Aun siendo un recién nacido, pude hacer lo que cualquier bebé haría para llamar la atención.
Lloré como nunca.
No faltaron los minutos cuando la luz de la casa de los Makisu se iluminó y alguien bajó por las escaleras para ver por la ventana.
Al no ver a nadie, un señor abrió la puerta y se encontró conmigo encima de la cajita.
—¡Cielo! ¡Mira esto! —exclamó Eiji, quien era el señor de la casa.
—¡¿Ah?! Querido… Déjame dormir, mañana tenemos la mudanza, luego veré tu colección de esposas de juguetes, estoy cansada en este momento —respondió Sumire, quien era la esposa de Eiji.
—¡Amor, no es eso! ¡Sé que estás con sueño, pero tienes que ver esto!
—¡¿Si no es eso entonces qué es?! No me hagas levantar en vano…
—¡Hay un bebé en una cajita!
—¡¿Un bebé?! —Tan pronto como escuchó que yo estaba ahí, Sumire salió embalada del cuarto, bajó las escaleras y empujó a su esposo para verme.
Con la única idea en mente, opté por llorar para que no sospecharan nada.
—¡Buaa, buaa!
—¡Nos lo quedamos! —exclamó Sumire, mientras me levantaba de la caja y me empezaba a cargar.
—¿Qué- ¡¿Quedárnoslo?!
Y de esa manera, volví a vivir mi vida siendo acogido por la familia Makisu, quienes terminaron adoptándome.