HexaPira - La magia es odiosa

Está claro que no todos pueden tener el mismo nivel de habilidad en ciertas cosas. 

Algunos se esfuerzan día y noche para alcanzar sus objetivos: conseguir ser el mejor en el campeonato deportivo, u obtener la nota necesaria para aprobar una materia. 

Su dedicación y compromiso en dichas tareas en algún punto les darán resultados, y son esos los que harán posible su realización; sin embargo, existen factores que pueden hacer que el camino sea mucho más sencillo de recorrer, o por el contrario, volverlo una carrera cuesta arriba. 

Cosas tan simples como el dinero, los genes, la sociedad, la familia, las expectativas, las emociones, los sentimientos… Incluso si estos son ajenos, pueden influir enormemente en nuestras capacidades. 

Por mi parte siempre tuve todo lo necesario a mi alcance: no había excusa para no lograr lo que quisiera. Incluso se podría decir que la grandeza era parte de mí, que la llevaba en la sangre, pues, como séptima ‘heredera’ de los Cers, tenía una gran afinidad con la magia. 

Sin siquiera haberla desarrollado, podía sentir su poder desbordándose en cada latir de mi corazón… La odio tanto, odio esto que la gente tanto admira de mí: es bastante injusto, me avergüenza portar algo que aparenta ser algo de mí, creciendo y desarrollándose a la par, y opacando todo lo que hasta entonces logré.

Desde que tengo memoria, he practicado todo tipo de actividades y disciplinas deportivas, filosóficas, etcétera, etcétera… Aún con todas las ventajas que ser una ‘heredera’ conlleva, sé muy bien que hay cosas en las que incluso yo puedo tropezar, como aquella vez en artes cuando me tomó casi seis meses realizar un autorretrato medianamente realista porque algunas partes en mi rostro quedaban tan deformes que hasta daba risa.

Era humillante, incluso estudiantes de menor grado eran mucho mejores en esto. Debieron llevarse una gran decepción cuando su representante favorita ni siquiera podía dibujar un rostro simétrico sin gastar varios lienzos al día, solo para conseguir algo parecido a lo que ellos lograban hacer en un par de horas. 

Como sea, a lo que quiero llegar es que en aquella ocasión, sentí la frustración como nunca antes, y no sería la última vez. 

Algo en lo que todos coinciden es que, la ‘magia’ nunca fue algo sencillo de entender, de hecho, nadie sabe qué es exactamente, y aun así, niños y adultos la usamos día a día, hasta el punto en que hacer levitar objetos con sólo pensarlo pareciera algo completamente normal, como si esta ‘magia’ fuera sólo una extensión más de nosotros mismos, aunque claro, eso no la hace menos antinatural. Incluso cuando tenemos a nuestro alcance el conocimiento de gran parte de la historia del mundo, es muy poco lo que sabemos acerca de la magia, pues esta solo permanece ahí alrededor, desde siempre, fingiendo ser parte de nuestra vida, como si fuera algo indispensable para nosotros.

La odio tanto, odio que, como ‘heredera’, lo único que realmente me defina sea eso, no importa cuánto me esfuerce en destacar en otras áreas, cuanto me empeñe por anular este inexpugnable vínculo que tengo, pues mi ‘habilidad’ con la magia sólo crece aún más, y al final es lo único que les importa.

Además, los avances que demostraron otras razas vecinas son prueba de que realmente no la necesitamos para progresar por encima de otros reinos, ya que, en lo que vence nuestra raza a otras, es en un intelecto superior, con el que sus mayores genios apenas podrían rivalizar, pero permanecemos inseguros de nuestro propio potencial, y preferimos aferrarnos a la magia, como si fuera lo único que nos hace especiales, nuestra única arma, la cual también nos lastima a nosotros, y nos impide ver más allá de esta espesa neblina de vanidad.

De cualquier forma, su influencia es tal, que desde la ‘Guerra por el continente rojo’ es un requisito primordial el tener un dominio avanzado en ella para cualquiera que desee graduarse de la Real Academia Nevesny Skafh , la más prestigiosa de Yhar, el ‘Primer reino’. El poder hacer uso de ella es una cosa, pero entender el modo en que funciona es un verdadero dolor de cabeza, sino es que imposible. Ni entre grandes filósofos y estudiosos logran ponerse de acuerdo al darle una explicación lógica que se pueda corroborar, y en cuanto a sus teorías ambiguas e incoherentes, lo único que consiguen es contradecirse unas a otras al tratar de explicar, cada una por su lado, el complejo mecanismo que controla la materia al que llamamos magia.

Incluso yo me di por vencida con esto de ‘comprender la esencia de la magia’ y estos últimos años en la Academia, con teorías tan distintas, que la veían desde un espectro metafísico a uno natural e inherente a nuestro ser, tampoco ayudaron. Aunque su estudio, comprensión y ejecución sea la mayor prioridad para nuestro reino, el tratar de analizar este gran abanico de posibilidades para llegar al fondo de la verdad en tan poco tiempo, resulta angustiante.

Y en cuando algún estudiante apenas lograba establecer sus bases en las que creía poder basar sus hipótesis, ‘pum!’ llegaba la siguiente temporada con un nuevo instructor, filósofo, erudito, mago o lo que sea, y perdía la ‘chispa’, la visión, el camino, o incluso las ganas que en un principio tuvo por desentrañar lo que se esconde tras tanto misterio e incertidumbre, no los culpo, de hecho es fácil sentirse así cuando lo primero que ves es a alguien que se presenta a clases con una distinta interpretación a la magia, o alguna otra doctrina que la concibe de una manera que casi siempre se ajustaba a sus propias creencias e ideologías, convenientemente.

En verdad estoy cansada de esto, además, de qué sirve tratar de explicar cómo es que funciona la magia! podemos usarla tanto como queramos y eso debería ser suficiente, cierto?… bueno, al parecer hay alguien que discrepa en eso, aunque tampoco cree que sea algo tan difícil de entender, ya que al final toda explicación que da sobre su verdadera naturaleza se reduce a simplemente a la forma de un ‘cubo’

Fue recientemente cuando llegó un nuevo profesor a la Academia y se presentó ante todos de una manera completamente reprochable… bueno la verdad es que se me hace muy difícil llamar maestro a un sujeto tan despreciable como él, es todo lo opuesto a lo que se esperaría de un genio, filósofo, científico y ‘heredero’ de quinta generación, pero es que, con esa apariencia, ese rostro demacrado, cabellera desgreñada y traje maltratado, cualquiera pensaría que no se toma en serio su trabajo, pues ni se molesta en mostrar una imagen ejemplar, faltando el respeto a sus estudiantes y a la institución.

Pero eso no es lo peor, sino su actitud. Desde que vino no mostró una pizca de interés en su propia clase, ni en alguna otra cosa, solo se limita a dictar cada palabra escrita en los libros y ocasionalmente ceder la lectura a quién, según él, no esté prestando atención, dejando cualquier duda como tarea para la próxima clase aunque nunca más vuelva a tocar el tema. 

Pero en serio, será posible que este tipo que ni se atreve a ver a sus propios alumnos a los ojos y que da la impresión de perder un fragmento de su alma en cada suspiro esté dando clases en esta distinguida Academia por este y los siguientes quién sabe cuántos años más?!