IGIO - Cap 0- ¡Una inserción no esperada!
Dentro de la atmósfera del planeta Zercia. Una nave espacial de caza recompensas, esperaba oculta.
Un chico de veinte años, de pelo negro y largo, con una ropa especial, observaba a un pequeño ser de color morado. Este era un amigo suyo y con desespero, le dijo:
—Lightno, iré a revisar la ventanilla. Puede que Dlanor desde abajo nos esté dando señales.
—Entiendo, Lonald. —Notó que caminaba a su derecha—. Solo ten cuidado, de que te vean.
—Seré cuidadoso.
La ventanilla de la que se hablaba, ubicada en la parte inferior de la nave, había sido saboteada desde la última vez que tocaron tierra.
«Espero que esté bien, esos códigos enterrados no serán fáciles de encontrar».
Llegó a la pequeña sala donde estaba la ventanilla y su preocupación lo hizo mirar.
Veía un desierto con algunas plantas desconocidas, arena que se apilaba provocando elevaciones, y algunos vehículos patrullando; sin embargo, no parecían tener en claro a dónde ir.
«¿Lo habrán visto?».
Sin saberlo, cargó su peso en el vidrio, y este se empezó a quebrar lentamente.
«¿Qu-Qué pasó? ¿No se supone que este es un cristal templado?».
Sus latidos aumentaron su velocidad, al igual que las veces que inhalaba y exhalaba. Lento, trató de quitar su peso del cristal; sin embargo, una voz se escuchó:
—¡¡Lonald!! —Su compañero de color morado, ocasionó que volteara su vista hacia él y, sin quererlo, volver a cargar su peso en el vidrio por el susto.
Habiéndose roto, soltó un grito por su descenso, y no tardó en exclamar:
—¡¡Ligthnoooooooo!! —Le dio la espalda a la nave mientras dirigía su caída al lado de lo que parecía ser un cactus alienígena—. ¡¡¡Estaré bien!!!
Su compañero gritó mientras lo veía caer; sin embargo, sus palabras no llegaron a sus oídos debido a que impactó contra el suelo; quebrándose gran parte de sus huesos, articulaciones y con mucho dolor, pensó apretando sus dientes.
«La… La menoferosis… me salvará».
La menoferosis era una cirugía dedicada a la regeneración del cuerpo con un pequeño ser dentro del cerebro del paciente, y también… a usar la energía.
Sin tardar, el pequeño ser morado corrió hacia la sala principal de la nave, donde se hacen reuniones de emergencia. Presionó un botón que destacaba, y un micrófono apareció justo al frente de su boca.
—¡¡¡Lonald ha caído al planeta!!! ¡¡¡Repito!!! ¡¡¡Lonald ha caído al planeta!!! —exclamó mientras observaba el mini mapa de la nave, y presionaba un botón que hizo aparecer un holograma de la ubicación de Lonald.
Sin tardar, otros pequeños seres de forma humanoide, y distintos colores entre sus pelajes, junto a dos chicas y un chico, entraron a la sala principal.
—¡¡Iniciemos un plan para sacarlo de ahí ahora mismo!! —exclamó Lightno, con sudor en su frente.
Dos seres de los que habían llegado, uno de color verde y otro de azul parecidos a él, se le acercaron.
—No podemos ahora, Lightno. —El de color azul señaló el holograma—. Si nos notan, podríamos ocasionar un problema con los gobiernos de Zercia, y además, Lonald tiene la menoferosis. Podrá salir con facilidad de cualquier lugar con ella.
—¡Pero Hydroazure! —Dirigió su dedo a la pantalla—. ¡De seguro lo diseccionarán o algo así! ¿¡No leíste la información del planeta!?
Un poco enojado, la voz del ser de color verde no se hizo tardar.
—¡Lightno! —Tomó sus hombros—. ¡Iremos a rescatarlo, tranquilo! ¡No dejaremos que le hagan daño!
Una de los humanos se alzó al frente. Era Kira Wilson, una chica con pelo rojo, short carmesí con cinturón y una chaqueta con camisa negra por dentro. Sus pies eran cubiertos con unas medias y zapatos del mismo color. Era conocida como la piloto de la nave.
—Tranquilos —interrumpió—. Ellos primero encarcelan a los intrusos y después los interrogan. No irán directo a matarlo.
El morado suspiró, calmó su respiración, reflexionó las palabras dichas por la pelirroja, y bajó su voz.
—Entonces… ¿Estará bien?
—Por unas horas. —Observó el holograma—. Y si no lo ven, puede que podamos rescatarlo antes.
—¿Y Dlanor? —preguntó el de azul—. ¿Saben en qué parte del planeta está?
—No sé la ubicación, solo sé que fue a buscar los códigos ocultos de los Ceiroas —interrumpió un ser llamado Oscio—. Según parte de la información, son de gran valor para el mercado. —Observó a Lightno—. ¿No llegaste a leer esos datos de la misión?
—No, no pude. —Su pelo se erizó al escuchar una pequeña alarma detrás de él, que hizo que se volteara y observara el holograma—. Y-Ya lo están recogiendo.
Se veía como un vehículo con forma de cuadrado, puntas cortadas, que levitaba y tenía unas luces de color verde a los lados, se detenía al lado del chico desmayado.
—Entonces organicémonos —interrumpió Kira—. Debemos de permanecer ocultos y no ser descubiertos por lo menos… hasta que él llegue a la nave.
Unos minutos después, pusieron el plan en marcha.
1.
El chico con su cuerpo destrozado aún, permanecía en el interior del vehículo alienígena. Estaban aterrados por su apariencia, y dos que lo vigilaban aún más, ya que notaban cómo sus huesos se arreglaban y sus articulaciones volvían a la normalidad con lentitud, tanto que, uno habló en su dialecto.
—¿Ca-Cabo? ¿Los seres humanos podían regenerarse tan rápido? —Desprendía gotas de sudor de su rostro y manos de piel verde, a la vez que unas antenas arriba de su cabeza tintineaban.
—Tra-Traten de ignorar eso, los seres humanos tardan mucho en despertar cuando reciben dolor.
—¿Aaah? —El segundo alíen abrió su boca de la sorpresa—. ¿Se-Señor Cabo? ¿Usted sabe de los seres humanos?
—So-Son rumores que me contaba mi abuelo cuando estaba en el ejército. —Llegaban al final del desierto, y se veía vegetación de un color azul—. Cuando estábamos en guerra con los humanos en algunas ocasiones se desmayaban por sus brazos cercenados y aún así. —Se estremeció—. Peleaban como Gierzascos.
—¿Se refiere a la guerra que fue po-por ese árbol extraño?
—Sí, aunque ya no se debe de hablar de él, recuerden el Tratado Espacial.
De la nada, el chico suspiró con fuerza.
—¡¡¡Aaaaaaah!!! —Junto a su compañero, se pegaron a la esquina del vehículo y ambos exclamaron al unísono—: ¡¡¡Se-Señor, apúrese el humano está despertando!!!
—¡¿Qué?! —Miró una pantalla a su lado—. ¡¡Inmovilícenlo de inmediato!!
—¡¡Pe-Pero señor!!
—¡¡¡Que lo hagan ahora mismo!!!
Ambos no tardaron en agarrar una pequeña jeringa debajo de lacamilla de hierro donde estaba acostado el que los atemorizaba, e inyectarle. Provocando que volviese a dormir.
Aliviados, se sentaron en donde estaban y, el conductor, al ver cómo se acercaba al complejo donde tenía pensado llevar al humano, no tardó en decir:
—Tran-Tranquilos, ya llegamos a la cárcel. —Se detuvo justo al lado de una pantalla que pedía reconocimiento de ADN, y, con velocidad pasó su mano frente a ella—. Esto es suficiente para contener al humano.
No tardaron en ingresar. Muchos de los trabajadores y encargados, tardaron en llevar al chico a su celda por miedo a que les hiciera algo o que estuviese fingiendo su sueño. Mas otros intentaban golpearle o escupirle nada más notar su presencia; sin embargo, estos eran detenidos por varios guardias, ya que las leyes Universales no permiten tratos negativos a otros seres indefensos.
2.
Las rocas de gran tamaño en una cueva denominada: Cveroalzi. Estaban siendo pisoteadas con cuidado por quien parecía ser, un chico igual a Lonald; sin embargo, con unos rojos ojos y una esclerótica negra.
«Maldición, ¿dónde habrán ocultado esos códigos?».
