La gran noticia - Capitulo 1:De vuelta a casa
Llego tarde, el jefe me matara. Ojalá el autobús fuera más veloz, tal vez así tendría más posibilidades. Mientras avanzo reviso si en mi bolso se encuentra todo, debo tener cuidado de que no me roben, este es un lugar jugoso para cualquier ladrón
Un estallido viene desde el frente y un hombre enmascarado proclama sobre todos
– ¡Esto es un asalto! Ya saben cómo es esto. Apunto su arma contra el chofer. Tú, sigue conduciendo
Entregue los pocos billetes que tenía, aunque guardaba uno de 100 en mi zapato. Bajó y salió corriendo hacia los callejones. No espere a las autoridades, ese asaltante no fue nada, si lo comparamos con lo que me espera allá arriba
– ¡Martínez! Otra vez tarde, hoy si te lo descontare de tu sueldo
Había satisfacción tras las palabras del hombre gordo, quien por muy poco casi era calvo. La mirada cerrada por sus cachetes regordetes junto con el movimiento grasoso de su boca, al saborear su cigarro provocaba asco y terror. Como un monstruo de grasa come niños
Gallegos, como se apellidaba el jefe, tenía un edificio dedicado al periodismo de la ciudad, Costa colada, reportaban o publicaban todo lo que generara dinero, chisme y/o morbo. Fuese verdad o no. Aunque en tiempos antiguos, cuando el cabello abundaba en gallegos, fielmente este lugar buscaba dar a conocer toda la información al público, afectando los intereses de ciertas personas
Un beso estático se escuchó en las oficinas, alguien había encendido el televisor. Margaret, hija del jefe y reportera, vistiendo una falda azulada hasta las rodillas, rodillas cubiertas por medias que mostraban dos caminos, pobre de quien tratara de subir. Una chaqueta igual que la falda con botones claros, debajo una blusa cómoda color salmón. En su rostro un brillo rojo robaba miradas, aunque no tanto como lo anterior, sus ojos cafés buscaban la oficina de su padre y al caminar su cabello suelto, pero cuidado, se balanceaba de un lado a otro
-Papi, creo que no deberías quitarle su sueldo al pobre de Martínez
Seducía como toda una profesional, pero también sabia enternecer el corazón de un hombre
-Corazoncito, podrías decirme porque, ¿Acaso te interesa este perdedor? ¿No, ¿verdad?
-Ven a ver el televisor. Dijo ella
La grasa y las lonjas no fueron impedimento para levantarse, atravesó su puerta y recorrió los pasillos que hacían los cubículos de la oficina, hasta quedar cerca del garrafón que se hallaba debajo de la televisión. Una mujer de cabello corto y de piel oscura informaba sobre un asalto a un autobús, cosa que ya llevaba repitiéndose por sexta vez
-Perdón amor, pero que tiene que ver esto con Martínez
Claramente se estaba impacientando
En la televisión repetían la escena del asalto, justo después la cámara se enfocaba en los pasajeros que salían, presionando un botón, Margaret congelo la imagen
-Mira, ahí. Apunto con la punta de su uña. Ese es Martínez, ¿No es así?
Sus ojos me decían que lo confirmara
– S-si
Fue todo lo que pude decir. El jefe entrecerraba los ojos esperando tener mayor claridad, aunque si su hija le decía algo, seguramente era verdad, su bello ángel nunca le mentiría
-Está bien, tienes suerte de que mi pequeña te salvara. Se acercó y centro sus ojos en los míos. Pero que no te lleguen ideas raras a la cabeza, entendido
– S-s-sí, se-e-eñor
Lentamente volvió a su oficina cerrando con llave, como acostumbra
Algo golpeo mi codo y después escuche a Margaret.
-De nada, es lo que se dice cuando alguien te ayuda
-Oh, sí, disculpa, m-muchas gracias
-Pero no te hagas ideas raras, entendido
Ella lo dijo coquetamente, como una joven de secundaria
De las 9 a las 5 todo fue como siempre. Recogí mis cosas y emprendí mi viaje de vuelta a casa, tuve que caminar porque el chofer no contaba con cambio para mi billete, la noche es fría, solitaria, es como estar en mi departamento
Vagos tratan de calentarse entre sí, con el poco fuego que les queda o con periódicos sucios, tomaría fotos y los entrevistaría, sino fuera porque mi nota fue rechazada. Esto no vende. Gallegos solo piensa en el dinero, debemos hacerle entender a la gente que no todo es color rosa, que es más importante ayudar, a que una celebridad adopte un perro, no puedo creer que la nota de Ramón haya sido aprobada
El frio es tan intenso que puedo ver mi aliento
– ¡AAAAW!
Me resbale y caí de espaldas, cuando me levante vi en mi zapato una mancha de sangre que también se hallaba en mi pantalón
-Maldición, y justo hoy los lave
– ¡AAAAAAHH!
De la nada escuche un grito de los cielos, luego un crujir, como unas papitas. Voltee buscando su origen, entonces logre captar gemidos quejosos
– ¡Mierda! Tapaba mi boca en un intento de no vomitar. ¡Que carajos es esto!
– A-y-y-u-d-d-a-a… me
Esto es una puta broma, espero que sea eso, por dios que lo sea. Que sea Jonathan haciendo de las suyas
El horror de un cirujano, tripas expuestas ensalzadas en sangre con los huesos expuestos como una obra abstracta, extremidades dobladas dolorosamente al punto que convertirían al suicido en una opción viable. El que pueda hablar solo puede ser obra de dios, no, que este vivo es obra de dios
Un trozo de roca cayó sobre nosotros. Voltee esperando ver un ave, una persona, o algún roedor de la ciudad
Un telón de piel, tendones y músculos se erguía sobre dos patas, tal vez cuatro, por encima un torso humanoide, el cual contaba con cabeza ausente de facciones faciales, lo que me provocaba un escalofrío. Dominado por el miedo mis instintos me hicieron ocultarme en uno de los contenedores de basura
La persona, quien por desgracia aún vivía, rogo por ayuda, inconsciente de que esos pequeños lamentos fueron suficiente para atraer a la criatura. Esta cayó como una araña. Ahora podía ver por completo a la criatura por una abertura
Una bestia cuadrúpeda de piel y músculos rosados cubiertos de una sustancia viscosa y transparente, de patas largas y puntiagudas, en la parte superior dos figuras humanoides tenían extremidades largas, rodeadas de espinas y sus dedos terminaban en anzuelos huesudos. De un zarpazo atrapo el pecho del hombre, si es que ese era su pecho, y lentamente lo fue llevando al espacio entre las espaldas de ambas figuras, dejándolo caer y atorándose con su piel por las espinas que apuntaban hacia arriba. Las figuras comenzaron a chocar espaldas, y en menos de 10 choques, hicieron puré de sangre y trozos de carne
En los primeros 2 metros no había ventanas sobre el edificio, eso era hasta los 4 metros. Si la criatura tratara de asomarse, podría llegar ver a una chica bañarse