Mi travesía ante su historia - Capitulo 0

Mientras duermo, puedo escuchar el eco de las gotas al caer. Me siento nostálgico, pero un sentimiento de incomodidad me despierta del sueño.

—¿En dónde estoy?

Suelto una pregunta al aire. Veo que me encuentro en un lugar desconocido para mí, apenas hay luz, pero gracias a una lampara de vela que yace en el piso, no estoy a oscuras.

Intento hacer memoria de cómo llegue a este lugar, pero lo que consigo es un leve dolor de cabeza.

Pero me entero de algo, soy incapaz de recordar algo sobre mí.

—¿Pero qué demonios?

Despertar en un lugar desconocido, sin saber quién eres y tampoco tener un inicio de por qué estás aquí. Esto me da mala espina, pero es posible que sea un mal sueño, ¿Pero eso explicaría lo me sucede?; Que digo, obvio que lo es.

Ya teniendo mis dudas despejadas, me levanto del suelo sujetando la lampara de antes, ahora me pongo a caminar un rato sin un rumbo fijado.

Mejor me voy moviendo, de seguro en cualquier momento despierto.

Camino por horas, de acá para allá, y del trayecto que he recorrido, no encuentro ni el mínimo rastro de estructuras, personas o animales.

—No encuentro nada. ¿Acaso estoy solo en este lugar? Pero pensándolo bien… ¿Es posible qué me encuentre algo en un sueño?

Invadido por la intriga, me dispongo a pensar en esta posibilidad. Mientras estoy haciendo esto, una leve brisa sube por mi espalda que me da un escalofrío.

Me doy media vuelta para ver lo que es, y me encuentro con:

—Una… ¿Puerta?

El diseño es… viejo, recuerda a las antiguas puertas de madera, esas que tienen las casas medievales. Miro del otro lado para ver con que conecta, pero no veo nada de eso. Acerco mi mano a la perilla, en mi mente esta la duda de hacerlo o no.

Antes de poder hacer algo, escucho unas ligeras pisadas que provienen detrás de mí.

—¿Qué… es eso?

Con temor me doy media vuelta, esta vez enfocando la luz de la lampara hacia el origen de las pisadas. No veo nadie, pero al cabo de unos segundos, una figura negra hace su aparición.

Esta figura se detiene a mitad de camino y se me queda mirando fijamente. No veo que tenga intenciones de avanzar más, pero por el temor que siento aun, le hago una pregunta.

—¿Quién eres tú?

No responde.

—Es… tu… ¡¡Es tu culpa!!

Da un gran grito, es fuerte, pero no tanto como para dejar mis oídos inservibles. Al terminarlo, del suelo surgen unas manos de color negro, que me sujetan de los pies.

—¡Qué mierda¡

Me arrastran lejos de la puerta, y me llevan hacia la figura negra. Ya estando en sus pies, usa sus menos para ahorcarme, no tiene intenciones de soltarme, porque me ahora cada vez más fuerte.

No-No-No puedo respirar, me-me va a matar.

Con las ultimas fuerzas que me quedan, uso la lampara que no he soltado en ningún momento, para rompérsela en la cabeza. Los fragmentos de cristal se le incrustan en su cara y retrocede dando un lamento de dolor.

—Tú… lo… abandonaste…

Cuando por fin soy liberado, intento recuperar el aliento rápido, busco en todas las direcciones una escapatoria.

Veo que la puerta de antes se abre sola, en su interior muestra una habitación diferente. Me levanto, y con la poca energía que me queda, voy hacia allá sin pensármelo.

Escucho como soy perseguido por la figura negra, cada vez está más cerca mío, pero antes de ser alcanzado, ya cruzo la puerta. La cierro y hago de contra peso para que no entre.

—¡¡No huyas!! ¡¡Es tu pecado!!

No entiendo lo que dice, solo sé que me confunde con otra persona. Sigue golpeando la puerta sin cesar, pero el ritmo va bajando con los segundo que pasan.

Al no escuchar nada, me siento en el piso para finalmente recuperar el aliento, ya que no estoy en peligro. Me siento cansado, no solo físicamente, si no también mentalmente.

—Qué está ocurriendo? ¿Por qué estoy en una pesadilla? Oooh, como me arrepiento de pensar que esto era un sueño normal… —Suelto un suspiro.

Al subir mi vista, noto que la habitación es blanca, tiene el piso, techo y paredes de ese color. Me levanto y me sacudo un poco la suciedad.

Investigo un poco el lugar, pero no encuentro algo relevante, solo unos cuadros flotantes que muestras una pintura de la naturaleza.

—Qué hermosos.

Tiene tanto detalle que me hacen dudar si son reales. Intento tocarlos con delicadeza, pero una voz me detiene.

—Yo no las tocaría si fuera tú, son objetos muy importantes. —dice una voz extraña.

Asustado por el comentario, busco el origen de donde proviene.

—Qué extraño, ¿Cómo llegaste a este lugar?

Ya sin saber en donde esta exactamente, me armo de valor y respondo a su pregunta.

—Dis-Disculpe que haya entrado sin tocar, pero estaba en aprietos y como vi que la puerta se abrió sola…

Espero que mi respuesta no le haya molestado, ya tengo suficiente con lo de hace rato.

—Ya… veo.

Del suelo se forma un charco de color negro, cual sale un señor mayor con traje de gala, su pelo esta algo desordenado y su piel parece algo pálida.

Carraspea su garganta y se presenta ante mí.

—Disculpe mi descortesía, déjeme presentarme. —Se ajusta su corbata—. Se me conoce como el Guía, y soy dueño de este lugar. —Hace una leve reverencia—. ¿Y usted es?

—Ah, mu-mucho gusto. —Hago la misma reverencia que él—. Lo siento mucho, pero me es imposible responder a su pregunta, ya que no puedo recordar quién soy. Es posible que no me crea, pero le aseguro que es la verdad.

—Y con mucha razón no te voy a creer. Toda alma que pase por mis tierras es capaz de recordar hasta el momento se su muerte.

—¿Eh? ¿Momento de su muerte? Espere un momento, ¿a qué se refiere con eso?

—O sea, que tú estás muerto, y ahora mismo eres un alma.

¡Un qué! Espera un momento amigo, ¿acaso me está diciendo que he muerto? Pero es imposible, yo muerto…, muerto…; ¡No! Es mentira, solo es una jugada de esta maldita pesadilla. Tengo que mantener la calma y encontrar una respuesta.

Mientras me encuentro perdido en mis pensamientos, Guía dice algo.

—¿Acaso tu alma vino por culpa de él? —dice en voz baja.

—¿Eh? ¿Dijiste algo?

—No, no te preocupes. —Inspecciona mi indumentaria—. Y dime, ¿de donde es esa ropa? Porque la que yo conozco, no tiene ese diseño.

—¿No te había dicho? No soy capaz de recordar nada.

—Es verdad, eso es un problema…, bueno, ya que estamos.

De la nada me sujeta con su mano la mandíbula. Su fuerza es impresionante, me dejo inmóvil en cuestión de segundos. Con su mano libre, acerca su dedo hasta mi frente, desde ahí lo empieza a incrustar en mi cráneo.

—¡¡Aaaah!!

Un dolor indescriptible me invade todo el cuerpo, intento liberarme al golpearlo, pero no se inmuta con lo que hago.

—Pero mira nada más, cuanta información valiosa, y yo pensaba que solo eras un inútil.

Puedo escuchar el movimiento de su dedo dentro de mi cabeza, me es enfermizo.

—Qué vida tan miserable, unas desgracias…, blah-blah-blah, oh, me encontré con algo muy importante y demasiado.

Después de indagar en mi mente, Guía me libera.

—Quizás pueda usarte —dice en voz baja.

Mi cabeza da vueltas, no puedo mirar bien, todo se tambalea con el ligero movimiento, ya con esto me mareo y vomito. Pero al parecer con hacer esto, me recupero un poco.

—¡¡Qué… qué fue lo que me hiciste!! ¡¡Maldito!!

—Tranquilo, solo quiero terminar con nuestra conversación rápido, tengo otros asuntos que atender.

Lleno de rabia por su culpa, me levanto del suelo y sigilosamente me acerco por su espalda para darle un golpe en su cara.

Pero el gran rugido de un ser desconocido re suena en toda la habitación, recuerda a los rugidos de un león… creo.

Afuera de la habitación se escuchan los pasos de una bestia cuadrúpeda, son tan fuertes que da la sensación de que es enorme. Un pequeño terremoto sacude el suelo, no… no es un terremoto, son golpes que recibe la habitación.

Cada vez se intensifican más, la pared de donde escucho los golpes se forma una grieta, o seo creo, porque va aumentando de tamaño.

—Demasiado tarde…, mejor me lago de acá.

—Espera un momento ¿Cómo que te largas?

Antes de terminar mi pregunta, Guía desaparece sin dejar rastro alguno.

Ya sin más que hacer, también busco una forma de escapar. Estoy con miedo, no quiero encontrarme aquí cuando esa bestia logre entrar.

Pero ya es tarde, la grieta colapsa dando paso a una hermosa vista al exterior, cual es un espacio con millones de estrellas, no solo eso, por uno de los bordes una enorme pata con escamas hace presencia.

Con desesperación me acerco a la puerta por donde entre, pero recuerdo que del otro lado también hay otro monstruo. Intento pensar en otra solución,  sin embargo siento una enorme presión que proviene a mis espaldas.

Una ola de miedo me invade, el sudor frio me cubre como una manta, mis piernas tiemblan sin control y mi respiración se dificulta más de lo normal. Algo me dice que voltee, pero no quiero, porque de hacerlo, moriré.

Cierro mis ojos y doy media vuelta, lo más lento posible. Cuando lo completo, hago el mismo procedimiento para abrir mis ojos. Respiro profundo para calmar mi miedo.

—Qué mierda…

Un ser de gran tamaño hace presencia, su cuerpo está lleno de escamas, en su espalda hay dos alas, parecidas a los de un murciélago. Me es difícil verlo completo, ya que mi vista es capaz de una pobre fracción de su tamaño verdadero.

No puede ser, esta es mi tumba, no tengo escapatoria, nadie me salvara ¿Por qué me sucede esto?

Estos son mis pensamientos, no puedo hacer nada, me matara si hago el mínimo de los movimientos. Lo único que queda… es aceptar mi destino.

O eso creo.

—Her… Her… Her… Ma… No…

¿Hermano…? ¿Acaba… de decir… hermano?

Veo como su hocico se empieza abrir y des del fondo, se forma una pequeña luz. Cada vez se hace más intensa, también su tamaño aumenta.

—Perdóname…

—No esper-

Antes de poder terminar mis palabras, soy cubierto por un destello de luz blanca. Mi cuerpo empieza a desintegrarse al entrar en contacto con ella, mi ciencia va desvaneciéndose poco a poco.

—No pongas esa cara, te dije que me ibas a servir —dice una voz en mi cabeza.

¿Quién dijo eso?

—Tú déjame hacer los planes.

Y así, es como pierdo el ultimo de mis pensamientos antes de entrar en un largo sueño.

◇◆◇

Suspiro aliviado, gracias a que logre salvar su alma al último momento exacto, si tardaba un poco más, mis planes seguirían siendo los mismos de antes.

Debo de agradecerle al destino, gracias a este sujeto todo mi trabajo saldrá mejor de lo que espero, y sin ninguna perdida importante.

En mi mano yace una esfera transparente, el alma cual me estoy refiriendo. A simple vista es dócil, maleable, manipulable e imperfecta. El juguete perfecto para un ser como yo, pero eso me es de poca importancia, lo único que quiero es que sea mi peón.

Con un chasquido se abre un vórtice, que me lleva a otro lugar, para ser exactos, un río colosal. En sus aguas fluyen las vidas que están a punto de crearse.

Estiro mi mano y dejo caer la esfera.

—Espero encontrarnos de nuevo…, no, me equivoco, es obvio que nos volveremos a ver, pero eso sí, que sea lo más pronto posible.

Al ver cómo se va sumergiendo poco a poco, me dan ganas de reír por todo lo sucedido. Pero me tranquilizo y abro otro vórtice para irme del lugar.

—Tengo que preparar la bienvenida para esos cuatro, porque el lugar que les daré, es la pesadilla de cualquier dios.

Con esto me voy.