Sobreviviendo como un reptil pollo - Prologo: ¿Y si te dijera que tengo hambre y busco un buen lugar para comer?
En un bello día en donde el sol resplandecía, una chica muy bella de cabellos negros, ojos marrones claros, vestida con una ropa casual se encontraba en la calle paseando mirando a su alrededor.
La chica suspirando amargamente exclamó en voz baja— Ah, que fastidio, este día ha sido muy laborioso, sin decir que el trabajo nocturno fue una mierda.
Al estar caminando se detuvo a observar un centro comercial de cinco pisos y se quedó pensando unos momentos.
—Tal vez pueda comer algo y después llegar a casa solo para descansar.
De pensarlo por varios segundos se adentró en el centro comercial viendo los locales hasta llegar a un restaurante. Decidió entrar y sentarse en la primera mesa que vio vacía, al rato una mesera se acercó a tomar su orden, ella entre lo soñolienta que estaba pudo pedir algo.
Así ella esperaba su orden hasta que finalmente llegó su pedido, era una simple hamburguesa y un vaso con agua.
—¿Necesita algo más, señorita?
—No, gracias, con esto es suficiente.
Ella comía con tranquilidad de una forma ciertamente elegante.
“Un día normal después de todo, por lo menos la Mcbergar está deliciosa”, pensó.
De repente sintió una pequeña vibración, observó el vaso con agua y este hacía minúsculas olas en este. Unos momentos después todo comenzó a temblar de una manera aterradora.
—¡¡¡Está temblando Roxy!!! —Se escuchó el grito a gran distancia.
—Aguanta, ¡¡¿un terremoto?!!
Mucha gente comenzó a correr desesperada porque el temblor era mucho más fuerte que algún otro haya pasado antes.
Ella se levantó, fue trotando mientras trataba de mantener la calma, pero la poca calma se disipó cuando muchas partes del centro comercial comenzaron a desplomarse y los vidrios se rompían haciendo un sonido escalofriante.
Fue corriendo en dirección al estacionamiento para salir del lugar, pero un sonido llamó su atención, escuchaba el llanto de una niña, cuando volteó pudo verla tirada en el suelo llorando desesperada y llamando a su madre.
Aquella chica se quedó quieta observando como todos pasaban de la pequeña.
“¿Por qué nadie hace nada?”, fue lo que cruzó por su mente.
Entonces, como si de un instinto se tratara corrió hacia ella, esquivando y tropezándose con una que otra persona finalmente consiguió llegar hasta la niña. La cargó en sus dos brazos y se dirigió a la salida.
Muchos grandes pedazos de roca comenzaron a caer y ella corría esquivándolos, pero a medio camino todo el temblor cesó. Se calmó viendo la situación, dirigió su mirada hacia atrás, vio la mayor parte del centro comercial destruido y muchos pilares caídos.
Ella siguió el camino hacia la salida pasando sobre los escombros.
—Ya no llores, todo pasó. —Dijo a la pequeña que se aferraba fuertemente sollozando de aquella chica.
Estaban por salir cuando alguien se acercó corriendo dándole gracias a Dios por lo que veía.
—¡¡Muchas gracias por ayudar a mi hija!! —Dijo la señora entre lagrimas.
La niña se abalanzó de sus brazos para ir con la mujer.
—¡¡Mamá!!
La chica se acercó mostrando una cálida sonrisa hacia las dos.
—De nada, hago lo que puedo. Deberíamos reunirnos con las demás personas, no sabemos cuanto daño causó este temblor.
Ella siguió su camino hacia la salida dejando a solas madre e hija sintiéndose feliz y satisfecha de haber logrado hacer esa locura, hasta que la mujer la detuvo.
—Disculpa, estoy muy agradecida con usted ¿Me podría decir su nombre?
Así que esa chica se volteó y mirando a la mujer con una sonrisa muy tranquila.
—Claro, mi nombre es…
El sonido de un crujido seco encima de ella la hizo mirar hacia arriba para que la muy estúpida se percatara de un pedazo de roca más grande que su torso ya se encontraba al frente de sus ojos, así golpeándola demasiado fuerte en la cabeza haciéndola caer semi-inconsciente al suelo.
Aún podía ver, aunque comenzaba a ser borroso. Esa chica solo observaba como un charco de sangre se hacía más grande.
«¿Eh?… ¿Acaso yo?… ¿Estoy muriendo?» se preguntó al ver ese charco de sangre crecer más cuando era muy obvio.
La chica escuchaba como alguien gritaba, pero el sonido era muy bajo, solo sabía que eran gritos de ayuda.
«Yo… a-aún… no…»
Su vista fue apagándose lentamente sintiendo un vacío en su mente, pero…
—¡¡¡¡Chinga a tu madre, muerte!!!! —Dijo tratando de hacer lo posible para levantarse—, ¡¡Yo viviré, aún no me lleves maldito!! ¡¡Si es por mí, soy la furia viviente, así que no me llevarás hoy!!
Aquella, ahora decidida chica, sangrando se levantó y caminando poco a poco seguía yendo a la salida tambaleándose por el lugar.
La señora trató de detenerla al verla así.
—¡Espera, te ayudaré! —Así hizo lo posible para sostenerla.
—Yo… aún… —Levantó su brazo tratando de agarrar algo.
De repente otro crujido quebrantó el silencio de entre ellas dos, miró hacia arriba para ver otra roca caerle en la cabeza otra vez.
Cayó en seco al suelo sin reaccionar y solo su visión se volvió oscura.
—¡¡No… aún no!! —Empezó a arrastrarse en el pasillo tratando de irse.
Esta vez una roca apareció de la nada existente, le abrió la cabeza y no se levantó más. Tanto la doña como su hija ya no sabían como reaccionar ante semejante situación, ni yo.
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—Y así fue tu ultimo día viva.
Una gran entidad parecido a una llama de fuego humanoide de color amarillo estaba sentado en un escritorio sosteniendo un libro que cerró al terminar de leer. Alrededor de él no se encontraba nada, solo un vacío lugar de color blanco.
—Ahora leeré tus datos actuales. Dina María Gonzales García, 19 años de edad, estado de vida, muerta, estudiante universitaria de la acad… ¿Qué haces acostada en el suelo?
La chica se encontraba acostada en el suelo con los ojos cerrados.
—Estoy esperando despertar de este sueño.
—¿Te das cuenta qué estás muerta?, acabo de contarte toda tu vida.
Dina se levantó del suelo blanco y apuntó con su dedo índice al ser de llamas.
—No me creo eso.
El ser se acercó a Dina en tan solo un segundo, alzó su mano al infinito vacío que estaba alrededor de ellos, en un santiamén todo el espacio se convirtió en un cementerio y le mostró una tumba.
—Mira, literal dice tu nombre.
La chica observó la lapida, estaba su nombre completo seguido de la fecha de su vida en la tierra y una frase añadida “Gracias, por ser una heroína”. Leer esas palabras hizo dudar a Dina sobre su propia existencia incluso haciéndola sentir histérica ante esa revelación en seco
—No… Seguro toda esta experiencia es porque estoy en coma y cuando despierte no tendré piernas, todo debe ser así, solo un efecto de este —dijo sollozando a la entidad.
—Hasta te dejo pan de muerto para confirmarlo.
Dina entre sollozos pudo escuchar una risa, al voltearse observó una entidad muy parecido a la amarilla apoyada en la lapida, solo que esta era de un color tan negro que sobresalía en todo el lugar y dos estelas rojas se encontraban en lo que parece ser su cara.
—Esa idiota no puede aceptar el hecho de estar muerta, que imbécil puede ser la humanidad —Y siguió riendo ese ser.
—Ok ¿No tuviste suficiente con tirarle una roca en la cabeza? —Preguntó el ser amarillo al verlo.
Ella al escuchar eso puso una cara seria que se convirtió en irritación.
—¿Así… que fuiste tú?
Fue acercándose más y más, dando pasos lentos teniendo un aura oscura, estando al frente de la entidad la agarró por lo hombros y empezó agitarla de atrás a adelante de una forma descontrolada, derramando lagrimas sin cesar.
—¡¡¡¡Devuélveme a la vida, maldita cosa!!!! ¡Si estoy muerta es por tu culpa!
El ente amarillo la separó de su contraparte y la mantuvo alzada.
—Hey, ten más respeto, estás frente a entes divinos.
—¡¡Respeto mis ovarios si esa cosa de ahí me mató!!
El ente oscuro no pudo evitar volver a reír ante semejante reacción por parte de la chica, su risa poco a poco se tornaba más tétrica cada vez que se acercaba a ella y eso la hizo estremecerse cuando ya estaban cara a cara. Puso sus manos suavemente en las mejillas de Dina obligando a que vea sus ojos.
Su respiración se volvió agitada sintiendo un gran vacío dentro de si, el sentimiento que daban esos ojos la hacían sentir un peligro indescriptible para Dina sumergido de emociones, un sentir demasiado fuerte de locura y en el fondo malicia.
—Escúchame bien Dina González, tú tenías que seguir viviendo, aunque cierta frase me hizo enojar, ¿Quién es la culpable de tu muerte?, solo tú —El ser acercó aún más sus ojos a ella—, recuerda todo lo que sientes ahora, recuérdalo en toda tu existencia, recuérdalo cada vez que te pongas en peligro,, así, cuando tengas estas sensaciones recorriendo todo tu ser, sabrás que la muerte está a un paso de ti o debería decir… Estaré a un paso de ti.
La entidad amarilla alejó bruscamente al negro.
—Bien, ya te pasaste.
—Aaww, pero si sabes como soy. Me tengo que ir, te la encargo.
El ser oscuro solo desapareció como si una llama se extinguiera. El ente amarillo observó que la chica estaba inmóvil y sin reacción alguna.
—Oye, ¿Me escuchas? —La sacudió un poco para ver alguna reacción.
Ella levantó su rostro lentamente, sudando frío, jadeando con una expresión cansada y algo temblorosa pudo expresarse.
—Dile… que… chingue a su madre ja…
—Ok. —La dejó caer a suelo.
Cuando cayó al suelo reaccionó pareciendo que lo pasado antes no sucedió, aunque no del todo.
—Escucha bien estas palabras Dina González, seré directo. Como ves, haz muerto por causa divina, no teníamos por que matarte y es por eso que te daré una oportunidad de oro.
«¿Será qué voy a revivir de vuelta?», sus ojos se llenaron de esperanza al escucharlo, finalmente terminaría esta tontería.
—Iras a otro mundo.
Ella al escuchar eso, respiró profundamente, hinchó su pecho en forma de orgullo y admiración, con una expresión de triunfadora miró seriamente a la entidad.
—¿Qué?
—Sí, iras a otro mundo, tómalo como una compensación por lo sucedido.
—¿Otro mundo?
—Como estas oyendo, un mundo a donde podrás vivir una mejor vida dependiendo las decisiones que tomes, normalmente hacemos este protocolo solo con las personas que mueren atropellados por un camión, pero haremos una excepción contigo.
Dina se reflejaba un poco desconcertada.
—¡¿Otro mundo?!
—¿No me estás entendiendo o qué?, estoy diciendo que estarás y vivirás en otro mundo.
—¡Pero yo no quiero ir a otro mundo! ¡Devuélvanme al mío!
—Esto ya fue establecido.
La chica simplemente estuvo callada observando la entidad con malicia mostrando una ligera sonrisa.
—Pues cámbialo.
El ser a ese punto ya mostraba un aura de irritación y furia ligada a su temperamento que parece calmado.
—¿Sabes qué? —Se acercó demasiado rápido a Dina y la cargó como un saco— ¡Vas a ir a ese mundo y te va a encantar perra, fin de la discusión!
—¡Espera culero!
Él sin rodeos abrió una especie de portal asemejándose a un universo.
—Te lo diré de una vez, tendrás una ayuda por parte de nosotros para que te adaptes, aprovechalo bien, ya de aquí no sabré más de ti.
—¡Suéltame maldito, llevame a mí mundo no a otro! —Decía tratando de hacer todo lo posible para soltarse.
Por alguna extraña razón se sintió pesada y exhausta, quería desmayarse, pero esta hacía lo posible para mantenerse consciente, no pudo lograrlo, cedió ante esa sensación que hizo apagar su cuerpo por completo, hasta sintió como si su mente se desvaneciera sintiéndose vacía y así quedando inconsciente.
—Si cumples el objetivo pensaré en devolverte.
—No… Yo… Debo…
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Un sereno sentimiento a volvió Dina que la hizo recobrar la conciencia, no podía ver nada solo oscuridad absoluta, pero sabía que seguía viva.
Pudo notar el brillo del sol que chocaba en su cara y abrió los ojos para darse un bajón en el cerebro al ver la visión extraña que tenía, era muy definida y rara.
Suspiró amargamente.
«Ah, parece que todo fue solo un sueño… Espera ¿Dónde estoy?»
Cuando se adapto su vista es como se puso a observar que se encontraba en un prado, alrededor de este se encontraba poblado por grandes arboles, pero lo que llamó su atención fue que parecía tener algo en su rostro, se veía sobresaliendo de su cara y estaba cubierto de plumas de un color negro vivido .
Alzó sus brazos para saber que era, pero notó que esos brazos tenían garras y teniendo plumas pareciendo un ala.
«¿Qué rayos?»
Fijó su vista en su cuerpo y no lo podía creer, su cuerpo era largo, con cola y de color negro con mucho puntos rojo, sus dos piernas eran muy grandes, contaban con garras y una garra en especifico era parecido a una hoz
«¿Ah? ¿Qué?… ¡¡¿Qué?!!»
Su respiración se agitó demasiado y de la impresión comenzó a alterarse tanto que parecida una iguana convulsionando arrastrándose en un prado muy verde haciendo graznidos similares a un cocodrilo.
«¿Qué mierda? ¿Qué mierda?», y siguió repitiéndose esas palabras.
Pero hubo algo que la detuvo.
[Anfitrión confirmado]
«Un momento, ¿una voz robótica?»
[Nombre de anfitrión: Dina… Especie: Utahraptor… Esos son todos lo datos que llevas ahora.]
«¡¡¡¿Qué?!!!», lo gritó aunque de su boca salió un rugido en vez de palabras.
