Norami
  • INICIO
  • OBRAS
  • TIENDA
  • SUBIR OBRA
Buscar
  • INICIO
  • OBRAS
  • TIENDA
  • SUBIR OBRA
  • Romance
  • Comedia
  • Shoujo
  • Drama
  • Recuerdos de la vida
  • Shounen
  • Acción
  • MÁS
    • Aventura
    • Ecchi
    • Fantasía
    • Harem
    • Histórico
    • Horror
    • Josei
    • Manga
    • Manhua
    • Manhwa
    • Artes Marciales
    • Mecha
    • Misterio
    • One shot
    • Psicológico
    • Sci-fi
    • Seinen
    • Deportes
    • Sobrenatural
    • Yaoi
    • Yuri
Regresar

WHAT IF - Ruta de la Ira - IRA

  1. Inicio
  2. WHAT IF - Ruta de la Ira
  3. IRA
Regresar

Cerré la puerta con el pie y la llevé a su cuarto.

Le quité sus zapatillas y, finalmente, la acosté sobre su cama. Cayo rendida ante el suave y reconfortable colchón.

-Descansa, Fel.-dije mientras la tapaba.

Intentaba alejarme para irme, pero algo me detuvo. Una mano agarró el borde de mi camisa.

-Que…quédate…Nick…-dijo sonrojadamente.

Al verla en ese estado, mi corazón se aceleró un poco.

-Fel, yo…-

*beep* *beep*

Es el sonido de mi celular.

Ese sonido en particular me hizo erizar la piel.

Había programado ese sonido para mensajes únicamente para un solo chat y, con mis constantes mensajes hacia “él”, seguramente respondió.

Dirigí mi mano hacia mi celular, pero el tirón que hacia Fel era más fuerte conforme me acercaba.

Alejé su mano de mi brazo y agarré mi celular.

Efectivamente, era “´él”. Había respondido mi mensaje.

“Ven.”: Fue el mensaje que me envió.

Guardé mi celular.

Sin embargo, la mano de Felixia se posó en mi brazo nuevamente.

-…¿Nick? …-

Al verla, sus ojos se conectaban con los míos.

Quería quedarme a su lado esa noche…

Realmente lo quería.

Pero tenia que solucionar este problema.

No quería que ella se llegara a enterar de lo que hago.

No quiero…

-Fel, tengo que irme.-

Ella, al verme, me soltó.

-Está bien…-dijo dándome la espalda en su cama.

La miré por unos instantes. Quise tocar su cabeza para acariciarla, pero no podía.

Me alejé de su cama y me dirigí hacia la puerta.

-Idiota…-susurró Felixia.

Abrí la puerta y salí del lugar.

********

En lo mas profundo de la ciudad, en un callejón con distintas luces color neón que alumbraban levemente el lugar, una puerta se visualizaba a lo lejos del final del callejón.

Al ver esa puerta, tomé un buen respiro y, preparándome mentalmente, me dirigí hacia aquella puerta.

En su parte superior, una rendija se abrió. Dos ojos se posaron en mí. Me miraron detenidamente y, rápidamente, abrieron la puerta.

Dos hombres estaban en cada lado de la puerta. Sin miedo a su alta estatura, entré.

Mientras descendía por las escaleras, el olor de cigarro se esparcía por el aire del lugar.

En los últimos escalones, las luces neón que a principio de las escaleras eran verdes o azules, cambiaron a un rosado color chicle. Era la señal que estaba por llegar a la parte baje del lugar.

Además, muchos gritos se escuchaban mientras mas bajaba. Y no precisamente de dolor ni llanto.

Esos gritos me eran familiares.

Finalmente, llegué a la planta baja del lugar.

En el medio del lugar, un sofá muy grande estaba puesto ahí y, en él, tres chicos estaban sentados.

Claramente, los conocía, para su mala suerte.

Los vi y, efectivamente, ellos también me vieron. Evito el contacto con ellos pasando por su costado.

Pero no sería tan fácil.

-¡Hey, Nick! ¿A dónde vas?-preguntó uno de los tres chicos.

No le respondió.

-¿Qué no escuchaste?-

Seguí caminando.

-¡No seas tan arrogante, imbécil!-gritó el chico.

Lo seguí ignorando.

-¡¿Quién te crees que eres?! ¡¿Eh?!-

Volteé a verlo.

Los tres estaban parados viéndome.

Los miré directamente a los ojos con desprecio y me les di la espalda.

-¡¡Bastardo!!-dijo el chico corriendo hacia mí.

Al notar eso, me di la espalda y, con facilidad, le golpeé en el estómago, quitándole todo el aire.

Rápidamente, el joven cayó al suelo.

-¿Alguien más?-dije mirando a ambos.

-Mal…dito…seas…Puto…arrogante…-

Le di la espalda y me fui hacia aquel lugar.

-Solo espera a que…encuentre a esa chica…Nick…Y veras como deseara verme…como perra en celo…-

Eso fue la gota que derramó el vaso.

Lo miré. Mis ojos estaban muy puestos en él y me acerqué hacia él.

Le di una patada en el estomago y, rápidamente, lo alce del cuello.

Lo iba a golpear directamente en el rostro.

-¡Suficiente!-dijo una voz seria golpeando su bastón contra el suelo.

Al escucharlo, solté a ese joven.

Voltee a verlo.

-Vamos.-me dijo.

Me acerqué hacia él y lo seguí.

-Con respecto a ti…-dijo “él” mirando al joven tirado en el suelo.-Vuelves a hacer una estupidez como esa y me encargaré de ti personalmente, ¿entendiste?-dijo mirándolo fijamente.

-…Si, jefe.-

Ambos le dimos la espalda mientras la escolta del jefe miraba a los tres revoltosos.

-Ustedes quédense aquí.-les ordenó a sus guardaespaldas.

Entramos a la habitación de “él”.

Ya dentro, “él” se dirigió hacia su asiento.

-Siéntate.-

Me abstuve de obedecerlo.

-Siéntate. No lo volveré a repetir.-

Ambos nos miramos.

Finalmente, me senté.

“Él” agarró una botella de wiski.

-¿Quieres un poco?-

-No.-

Me sirvió de todas formas.

-Bien…-dijo acomodándose en su asiento.-¿De qué querías hablar conmigo, Nick?-

Lo miré y “él” hizo lo mismo.

Aunque esboza una sonrisa un poco tétrica, sabía que era solo una cubierta, pues después de tanto tiempo trabajando con él, sabía que no le gustara que lo llamaran tan repentinamente.

Solo acepta estas interrupciones, bajo criterios realmente excepcionales que necesiten de su completa atención.

Y, para mí, esto cumplía con todos los requisitos para que él esté en esto.

-Nuestro trabajo esta saliendo a la luz y varias personas están conscientes de que nuestra existencia.-

“Él” se agarró el mentón.

-¿”Esta saliendo a la luz”?-

-Si. Personas que no tienen nada que ver con el trabajo, se están enterando de esto.-

Su mirada se posó en mí, mientras mantenía su mano en su mentón.

-¿Y?-

Me sorprendí con su reacción.

-“¿Y?”-dije.-Cuando me metí en esto, me prometiste que este trabajo iba a ser clandestino y pocas personas sabrían de esto y, ahora, varias personas están esparciendo el rumor de nuestro trabajo, varias de mi entorno personal están escuchando sobre esto.-

-¿Y que quieres que haga, Nick? ¿Qué cierre este trabajo? Tarde o temprano los rumores de este trabajo se esparcirían por la ciudad.-

-¡Tú lo prometiste, Rick!-dije levantándome de la silla.-Prometiste que nadie fuera de este entorno se enteraría de esto. Dijiste que mantendrías esto en completa discreción.

-Piensa un poco, Nick. ¿Pensaste que nadie se iba a enterarte de esto? Estamos en el siglo XXI. Las redes sociales nos invaden todo el tiempo. Es algo absurdo lo que me pides.-

-¡Debe haber algo que podamos hacer!-

-¿A que le temes?-preguntó con el vaso en su mano.

-…-

“Él” lo supo de inmediato con solo verlo.

-Es por esa niña, Nick.-

-…-

-Menuda mierda. Todo por una estúpida niña. ¿Es enserio?-

-Cállate, Rick.-

-Todo por esa estúpida e ingenua mujer.-

Aprete fuertemente los puños.

-No lo repetiré una vez más, Rick. Cállate.-

Él dejó su vaso a un costado de la mesa, se levantó de su asiento y camino hacia mí poniéndose en frente mío.

-Escúchame bien, Nick. De todos los que trabajan aquí, tu eres al único que le tengo respeto porque eres el mejor en lo que haces aquí. Te respeto y mucho, pero…-dijo mientras ponía su mano en mi cuello.-No tolerare ninguna falta de respeto, ¿entendido? Ni si quiera toleraría esto de ti, ¿entendiste?-dijo apretándome fuertemente el cuello.

Resistí con fuerza.

Mi mirada no se aparataba de sus ojos.

-Esos ojos siempre me impresionaron, ¿sabes?-dijo.-Esa inquebrantable fuerza interna que tienes, la admiró, pero ahora esa mirada es sumamente inútil, así que te recomiendo que te calmes. -dijo soltándome.

Rápidamente tome aire y me revise por si me había dejado alguna marca en el cuello.

-Y…con respecto al problema de antes. Intentare decirles a los clientes que no divulguen sobre este negocio. Eso te mantendrá calmado, ¿verdad?-

Solo lo mire.

-Bien. Sigue con esa mirada, Nick. Puedes someter a quien sea con esos ojos que tienes. Ahora, lárgate de aquí.-

Me di media vuelta y me dirigí hacia la puerta para salir de aquí.

-Nick.-

-…-

-Si la quieres ver, ahora esta ocupada. Tienes que esperar a que termine.-

-…-

Cerré la puerta.

Ya sabia a quién se refería ese bastardo.

********

Crujidos se escuchaban en el cuarto.

Mas que crujidos, eran golpes a algo y, este, emitía esos crujidos.

En la habitación, una persona golpeaba sin cesar a otra, mientras esta intentaba detenerlo sin éxito alguno.

Golpe tras golpe, este sujeto seguía golpeándolo sin cesar. Su fuerza se mantiene; ni incrementa ni se reduce. Lo justo y necesario.

Sangre salpicaba sus manos y su rostro, pero poco le importaba. Lo único que quería era hacerlo hablar.

-Dime. ¿Dónde está?-dije deteniendo mi golpe.

Él simplemente río.

Lo golpee nuevamente hasta sacarle tres dientes.

-¡¿Dónde está?!-

-…Vas a…necesitar más que esto…para hacerme hablar…-

Le di dos golpees mas y luego me levanté.

-Es verdad. Tratándose de ti, debo pensar en algo más…-dije mirándolo.-“drástico”, ¿no lo crees?-

Saqué una navaja de mi espalda y, directamente, lo clave en su entrepierna.

-¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!-

Saque mi navaja y continúe atacándolo.

Él seguía gritando, pero no me importaba.

-De…ten…te…-dijo poniendo su mano sobre mí.

Inmediatamente, agarré su mano y lo jalé hacia mí.

Lo miré directamente a los ojos.

-Tus…-

Seguí atacándolo en ese mismo lugar una y otra vez.

Hasta que finalmente, se desmayó.

Mi mano derecha estaba totalmente manchada de su sangre. Me sequé en su ropa y empecé a buscar alguna pieza o indicio que me de con lo que quiero.

Revisé en sus bolsillos, pero no encontré nada. No obstante, al tocar su chaqueta de cuero, en su interior, encontré un bolsillo oculto.

Metí mi mano y pude sacar una llave en forma de corazón.

Al ver esa forma, recordé de un cajón que Rick siempre lo ocultaba del resto y, solamente, una vez lo llegué a ver de reojo mientras entraba por primera vez a este pútrido lugar.

Rápidamente, me dirigí hacia su escritorio y busqué en cada cajón.

Saqué todas las cosas que contenían cada cajón, pero no pude hallar esa caja.

Golpeé el escritorio al no poder encontrarlo.

Sin embargo, con ese golpee, escuche un pequeño rebote del sonido.

Patee el escritorio para verificarlo. Al patearlo, algo había chocado con el propio escritorio.

Rápidamente, verifiqué de donde provenía ese choque.

En el último cajón, al tocarlo minuciosamente, pude percatarme que tenia un suelo “falso”, es decir, algo más había debajo de este cajón que lo ocultaba el suelo “falso”.

Al sacarlo, lo encontré finalmente. Esa caja estaba allí.

Saqué la caja y la puse sobre el escritorio.

Al abrirla, encontré un USB y varios teléfonos móviles antiguos.

¡Bingo!-pensé mientras tomaba en posesión el USB.

Para no dejar rastros, también agarré la caja que contenía esos celulares.

Estaba por salir del cuarto, pero una mano me detuvo.

-Hijo de pe…-

-Suéltame.-dije mirándolo directamente y le pateé el rostro.

Abrí la puerta del cuarto y dos hombres estaba esperando.

-Es todo suyo.-

El dueño de esta oficina se quedó perplejo al escuchar esta orden. Y, al ver que sus antiguos guardaespaldas me obedecían, empezó a recriminarles sobre esta traición.

Pero poco les importaba, él pudo notar que aquellos hombres, simplemente, no lo botarían de este lugar.

Apretando sus puños, ambos hombres fornidos vieron a su ex jefe.

-Esperen…Esperen…Espe…-

Un golpe fue lo que vino después.

Dejando atrás aquella oficina y con esos hombres cobrando su venganza, Nick poco le importaba lo que le sucedía a ese hombre.

Ya tenía lo que quería y, con cierta sonrisa malévola, miró la caja que tenía en sus manos.

Ya tenia un par de ideas de cómo usar esto a su favor.

********

-Veamos…¿Qué puedo hacer contigo?-

Un hombre con treinta y tantos de años; a plenitud de su vida.

Para muchos, este hombre es temido por la mayoría de los presentes, incluyendo a Rick; ese imbécil.

Sin embargo, en esta ocasión, aquel hombre, temido en toda la ciudad, esta arrodillado ante este joven.

Su ira desbordaba por todo su cuerpo. Eso lo tenía claro.

Sus puños los apretaba fuertemente en un intento de liberar toda su frustración acumulada.

Sin embargo, este sujeto poco puede hacer estando frente a él.

Aquel hombre; antes de entrar, pude ver su rostro. Era no menor que su hijo, aun así, ya tenía cierto poder en una gran parte de la ciudad.

Un joven; no mayor que su primogénito, está haciendo que se incara ante él.

Esa premisa hacia que su sangre hirviera.

Tan solo una joven pudo hacerle frente y someterlo.

-…Ve directo al punto. ¿Qué quieres?-

El joven, lejos de sorprenderse, lo miró con ese vacío característico en sus ojos.

-¿”Que quiero”?-dijo levantándose de su sofá terciopelado en color escarlata.

Sus hombres, al verlo, empezaron a mirarse entre ellos.

Sabían que tan solo un acto que parezca insignificante para ellos, para él, significaba que eran un estorbo para sus planes.

Y cuando alguien es un estrobo…se debe desaparecer sin dejar rastro.

Aquel joven líder caminó lentamente hacia este sujeto arrodillado.

Ellos empezaban a sudar. Miraron cada acción que hacía, por si tenían que actuar.

Lo miró y, rápidamente, agarró su cuello, apretándolo en el proceso.

Aquel hombre intentó zafarse de ese agarre, pero él reacciono más rápido agarrando su otra mano y rompiéndole un par de dedos.

Lo miró directamente a los ojos.

Aquel hombre pude darse cuenta de algo que cambio su forma de pensar de él.

Sus ojos no tenían esa pisca de…humanidad…

No había nada en él…

Solo veía un oscuro, frio y aterrador vacío que reflejaban sus ojos.

Este joven no tiene alma.-pensó con solo verlo.

Sin dudarlo, el joven agarró su cabeza y la estrello contra el suelo.

Intentó detenerlo, pero el joven siguió con ello.

Sus hombres observaban como aquel joven hacia este ataque sin remordimiento alguno. En su expresión, solo había una seria e inexpresiva calma aterradora que los ponía más tensos.

El joven, finalmente, se detuvo.

Levantó su cabeza.

-Yo no quiero nada, pero tú, sí.-dijo mostrándole un USB.-Esto es lo que quieres, ¿cierto?-

El hombre; con su tabique quebrado y sangrando a mas no poder, solamente asintió.

-Eso creí.-dijo lanzando nuevamente contra el suelo.

El joven volvió hacia su sofá y, ya calmado, se sentó.

-Tráiganlo.-ordenó.

Sus hombres llevaron al moribundo sujeto y lo sentaron al frente de él.

Aun teniendo poca fuerza y conciencia de su lado, el sujeto levantó su mirada.

Aquel joven lo miró.

El sujeto sacó un chip y un celular y lo puso en la mesa.

-Aquí…esta…-dijo.-Ahora, dámelo.-

El joven le lanzó el USB.

-Ahora…Cumplirás con tu promesa.-declaró aquel hombre mientras aun podía ponerse de pie.

El joven solo puso una sonrisa en señal de respuesta.

El sujeto se sorprendió por esta reacción.

Sin embargo, no tenía tiempo para averiguar porqué puso ese gesto.

Le dio la espalda y caminó hacia la salida de este lugar.

Desde lo mas profundo de su ser, agradecía por salir de este lugar.

Internamente, empezó a llorar de solo ver las escaleras que conducirían a su libertad. Su tan ansiada libertad.

Por primera y última vez, pisaría este lugar.

-Cumplir mis promesas…-dijo aquel joven.-¿Dónde he escuchado eso antes? Es verdad, fue lo último que le dijiste a tu hija, ¿cierto?-

El hombre se quedó atónito.

Esas palabras…

Se dio la vuelta para increparle cómo sabia de eso, pero…

Un disparo fue lo último que vio el hombre.

Su cuerpo cayo en el suelo.

Su sangre se esparció por todo el suelo.

Todos sus hombres se quedaron sorprendidos ante esta acción que tomo su líder.

Con las manos puestas en su Magnum, el joven miró el cuerpo de aquel hombre y, acto seguido, guardo su arma.

No sintió nada al ver aquel cuerpo inerte sobre su suelo.

-Ya saben que hacer.-ordenó.

Rápidamente, sus hombres levantaron el cuerpo y lo sacaron del lugar.

-El teléfono.-ordenó a uno de sus hombres.

-S-si.-

Este se lo entregó. Con un botón marcó un número.

-Jefe.-contestó una voz por el teléfono.-¿Qué hacemos con ellas?-

Forcejeos y bullicio se escuchaba del otro lado del teléfono.

-Desháganse de ellas.-ordenó.

-J-jefe, ¿Estas seguro de es…-

Colgó la llamada.

Su subordinado lo miró.

La respuesta de su líder por esto lo había sorprendido. Si el ataque fortuito que realizó lo había dejado anonadado, la respuesta que le dio a su subordinado lo impactó aún más.

Su respuesta rápida ante esta situación fue lo que sorprendió a este pequeño subordinado.

-Bien…¿Dónde está ella ahora?-increpó a uno de ellos.

-E-ella ya esta en camino. Dijo que estaba cumpliendo una misión que le encomendaste.-

-Bien.-dijo levantándose de su sofá favorito.-Limpien este lugar.-dijo retirándose a su oficina.

-S-si.-

Los demás hombres quedaron sorprendidos de todo lo que está ocurriendo.

Su líder no era como los otros jefes con los que habían trabajado, pues, al menos estos tenían siquiera una pisca de compasión ante sus enemigos, pero él, no.

Su forma de actuar es simple: Eliminar a todo el que se le oponga.

Con ver el cadáver de este desafortunado sujeto, concluyeron que esta organización estaba pensando en grandes proyectos.

Tan grandes como para matar a este sujeto en particular.

Sin la presencia de su líder observándolos, ellos empezaron a cumplir la orden impuesta.

-Con esto, ya son cien personas, ¿verdad?-

-Si. Y eso que recién estamos a mitad del día.-contestó.

-No por nada lo llaman “Calígula”.-

-Es verdad.-dijo mientras limpiaban la sangre que está en suelo.

********

En plena noche, un hombre camina por los pasillos sin que sus guardias lo puedan detectar.

Se dirige hacia su oficina y cierra, cuidadosamente, su puerta, evitando que produzca ruido alguno.

Al entrar, verifica que todo esté en su lugar. Verifica cada detalle.

Luego de ello, se dirige a su escritorio y, en su suelo, levanta un maniquí con las características corporales de él, es decir, con su misma estatura, cabello, ropa, y lo pone en su silla.

Lo acomoda de tal forma que parezca como si estuviera sentado revisando algunos documentos.

Enciende una luz tenue de la lampara y se dirige hacia una esquina del lugar.

Mira detenidamente el maniquí que puso. Quiere quedar convencido que este parezca una copia suya para engañar hasta su propia vista.

Luego de confirmar el engaño, abre una puerta secreta oculta en la pared y pone, en una pantalla de reconocimiento, su ojo derecho.

Confirmada su identidad, la puerta secreta empieza a abrirse.

Ya adentro, en ella se encontraba una enorme mesa con varios documentos dispersados en ella. Dos sillas movibles y un sofá terciopelado de color negro.

Da una mirada a los documentos e inspecciona que todo este ejecutándose a lo planeado. Se siente y, luego de ver documentos al azar, se queda observando una foto puesta en un marco; la única cosa ordenada en su mesa.

En la esquina derecha, yacía una foto que fue tomada hace un año atrás.

Al verla, sentía paz; por momentánea que sea, podía sentir que estaba relajado y, con tan solo verla, pudo conciliar el sueño.

Recostándose en su silla, el joven cayo dormido.

Una tímida y pálida sonrisa se dibujaba en su rostro.

Sin embargo, no todo dura para siempre. Y, en este caso, su sueño no duró mucho.

Las alarmas sonaron en toda la habitación haciendo que este saltara de su asiento.

Miró las cámaras de seguridad. Miró detenidamente cada pantalla por si se presentara algún movimiento sospechoso o algo no anduviera como debería andar.

En una de estas pantallas, vislumbró una silueta que entraba a su oficina.

Observó cada movimiento que esta persona hacia al entrar.

Esta persona miró al maniquí que estaba sentado en el escritorio y, luego de verlo por un rato, decido pasarlo de lado.

¡¿Cómo lo sabe?!-pensé mientras miraba todas las pantallas por si algo más ocurría.

Conforme se alejaba de la cámara de la oficina, los nervios del joven incrementaban más.

Su paranoia lo estaba consumiendo lentamente.

Aquella persona se dirigía hacia la pared donde, se suponía, estaba la puerta secreta y únicamente solo él lo sabía.

¡¿Quién es?!-pensé mientras aquella persona se alejaba de su vista.

Inesperadamente, la puerta de esta habitación oculta empezó a abrirse.

Rápidamente, él se ocultó detrás de la puerta ante la posible infiltración de un atacante.

Al ver su mano, el joven la agarró con fuerza e hizo caer contra el suelo.

Sin saber lo que estaba ocurriendo, la persona solo pudo sentir como su cuerpo caía contra el suelo y, en cuestión de segundos, un fusil de una Magnum está frente a sus ojos.

Su atacante solo la veía como un intruso que debía ser eliminado.

No había duda ni piedad en sus ojos vacíos.

Sin embargo, para el “atacante” esa mirada vacía e inerte la conocía muy bien.

Puso su mano sobre su rostro e, impulsivamente, le dio una fuerte bofetada.

Este, al sentir este duro contacto, empezó a reaccionar y la pudo reconocer.

Al verla en este estado, lejos de enojarse con ella por aquel golpe, se levantó y se alejó de ella.

La mujer, al verlo en sus cabales; si es que aun los tenía, se puso de pie.

El joven se sentó en su sofá.

Ella, al verlo, en este estado de letargo, se sentó a su lado.

El joven no notó cuando se sentó ahí, pero si podía identificarla con el perfume que usaba.

La mujer recostó la cabeza del joven en sus piernas y, delicadamente, empezó a acariciar su cabello.

Este gesto pudo calmar al paranoico hombre y, dejando su Magnum a un costado, reposo sus manos sus muslos.

La mujer no se sentía incomoda con esto, es más, sentía; al igual que él, tranquilidad cuando él se posaba en su regazo.

Ambos dependían de este afecto reciproco.

Este “habito” lo hacían cada noche. Intentando que el joven pudiera descansar; aunque sea un poco, y la mujer, pudiera “purificarse” de todo lo que hizo en el día.

Mientras acariciaba su cabeza, la mujer le daba el informe del día al joven, mientras este oía silenciosamente su voz.

Terminado su informe, el joven miraba; con el rabillo de su ojo, aquella foto enmarcada.

Solo con eso y las caricias de aquella mujer podía dormitar.

La mujer, al notar este gesto, lo pasó por alto.

Ella sabía que, si tan solo siquiera hablara de esa foto, él reaccionaria de una forma tan brutal que, un primer momento, la torturaría tanto que desearía no haber siquiera visto esa foto en toda su vida.

Aprendida esa antigua y reflexiva lección, ella no comentó ni pensó en algo que tuviera relación con esa foto.

Finalmente, ya casi rendido a los brazos de Morfeo, la mujer le dio un beso en la frente al joven; como una especie de amuleto de buena suerte, y, de inmediato, el joven cayo en los brazos de aquel dios.

La mujer esperó unos cuantos minutos para verificar que él este profundamente dormido.

Verificado su estado, ella empezó a acariciar el bello rostro del joven; especialmente la parte donde recibía su bofetada intentando que se quitara esa marca.

Su nariz, su boca, sus labios, sus mejillas y, finalmente, sus ojos. No le gustaba que tuviera esas ojeras tan marcadas en su rostro, pero ante la paranoia que sentía el joven de todo lo que lo rodea y las constantes ordenes y acciones que toma sin descanso alguno, no se podía evitar.

Acomodando su desordenado cabello que estorbaba su visión, la mujer puede apreciar; únicamente para sí misma, la semblanza de aquel joven y lo tierno que se ve mientras este duerme.

Ese momento era único para ella. Y no quería que nadie más lo tuviera.

Solo así podía descansar.

Con esa imagen hermosa de él en su mente, ella descendió lentamente hacia los labios del joven.

Esa es la única acción que podía tomar de él, sin que este lo supiera.

Solo podía disfrutar de este bello recuerdo cuando estaba dormido.

Porque sabía que despierto, esto jamás sucediera. Ni, aunque cumpliera con todas las exigencias mas extremas que él le impusiera.

Simplemente, no lo tendría.

Por ello, siempre apreciaba desde lo mas profundo de su corazón que este durmiera lo más pronto posible.

Solo así podía decirle lo que sentía sin miedo a esa vacía y oscura mirada que tiene.

La mujer empezó a hablar de todo lo que sintió durante el día y como hizo lo que le ordenó sin vacilación alguna de sus decisiones.

Sus molestias, sus risas, sus tristezas: Todo lo que sentía pudo expresarlo en tono fúnebre y fino para no levantarlo.

Lagrimas desbordaban y caían en aquél bello y delicado rostro.

Tenue y solemnemente, aquella mujer, fiel a ese hombre, lloraba por él.

Secando, primero, las lágrimas que habían caído en él y luego sus lágrimas, nuevamente le dio un beso.

-Te amo, Nick.-fue la frase que sello esta lúgubre noche.

Esta triste y melancólica noche…

********

Sentado en su sofá escarlata, Nick veía los documentos que sus subordinados le entregaban. Los ponía en la mesa y los ponía en diferentes partes para poder mirarlos al mismo tiempo.

Su mirada se movía conforme terminaba de leer cada documento.

Teniendo la información necesaria de esos papeles, les daba las órdenes del día a sus subordinados. Estos al escuchar sus órdenes; como era costumbre, no podían creer lo que este pedía. Sus reacciones de asombre reflejaban eso.

Sin embargo, él no les prestó importancia a sus reacciones, únicamente quería que ellos lo cumplieran.

Los miró a todos por un minuto. Solo con eso basto, para despejar las dudas o reacciones que tenían de sus órdenes.

Rápidamente, marcharon del lugar con los objetivos planteados por su líder.

Sentado, el joven miró su celular y, en ese instante, recibió varios mensajes.

Al ver el nombre del remitente, este no mostró ninguna reacción, solo vio lo que le fue enviado.

Tres videos era lo enviado.

Observó los videos detenidamente y, en efecto, ella cumplió con los ordenes que este le impuso.

En el primer video se muestra los tres jefes de los carteles de droga de la ciudad negociando con altos mandos de la policía para intentar detener la nueva amenaza que está emergiendo en el bajo mundo. Toda su conversación fue grabada y monitoreada desde una cámara oculta.

Los otros dos videos son de los dos altos mandos de la policía teniendo un “encuentro “ con la mano derecha de Nick.

Era el material perfecto que necesitaba para tenerlo todo.

Rápidamente, recibió una llamada de ella.

-¿Dónde estás?-pregunté.

-Estoy de camino para allá.-respondió.-Lo hice bien, ¿verdad?-dijo como un hábito suyo ya que él siempre cortaba cada vez que ella le daba su ubicación.

Sin embargo, esta vez sería diferente.

Tomo un momento para responder.

Ella, al no escuchar ese pitido de colgado, empezó a ponerse nerviosa.

-Si, Eva. Lo hiciste…bien.-respondí e inmediatamente corté la llamada.

Eva se detuvo en medio de su caminar.

Lagrimas recorren su rostro.

En el tiempo que estuvo con Nick, este nunca le dijo algo relacionado con la palabra “bien”. Ni siquiera una oración le pronuncio. Desde que inicio todo esto, solo escuchaba cuando éste cortaba su llamada. Nada más. Nunca hablaba con ella. La única que entablaba una conversación era ella.

Y, ahora, él le había respondido.

Sus lagrimas no paraban de salir.

En medio de la tumultuosa calle de la ciudad, una mujer lloraba con su celular en la mano. Algunos la veían, otros solo pasaban de largo. Preocupados del motivo de su llanto, algunos curiosos se acercaban para preguntarle el motivo de su llanto, pero ella no respondió.

Tristeza o felicidad. Únicamente ella sabe cuales son las expresiones reales de esas lagrimas que dejo caer al suelo.

********

El complejo había cambiado.

El fúnebre y oscuro lugar donde “Calígula” hacia sus operaciones, fue reubicado.

A las afueras de la ciudad, en lo más recóndito de los bosques que rodeaba los extremos de este enorme y formidable urbe, una nueva sede emergía entre las sombras con “Calígula” como líder indiscutible.

Su organización se amplio mas con el ultimo “gran golpe” que éste orquesto contra sus últimos adversarios.

Una mansión fuertemente custodiada se alzaba sobre el bosque al extremo de la ciudad.

Sus subordinados incrementaron a más de diez mil hombres, todos bien armados y, sobretodo, al servicio de su jefe.

Tanto sus subordinados como miembros de la policía integraban su armada.

Con el sometimiento total de la jefatura de policía y los jefes de las mafias bajos sus pies, “Calígula” se alzaba como líder supremo del bajo mundo de la ciudad y, sobre todo, tenia un control total de la ciudad.

Su poder era ABSOLUTO.

En los confines de aquella mansión, sus subordinados estaban estacionados en los lugares estratégicos de la mansión ante un posible ataque al recinto; cosa que todo sujeto que este ahí le era imposible de imaginar.

Sin embargo, la única persona que concebía esta idea era “Calígula”. Siempre rondaba esa idea en su cabeza cada vez que los veía puestos de pie en cada rincón de la mansión.

En su oficina; más grande que la anterior, los muebles los había puesto tal cual estaban en la anterior oficina.

El único cambio fue su sala secreta. Esta era cinco veces mas grande que la anterior y contaba con pantallas de vigilancia de toda la mansión.

El más mínimo detalle que no este en su lugar, él lo sabría.

Además, instaló sensores de movimiento y micrófonos por toda la mansión. Quería estar al tanto de todo lo que sucedía en su morada.

Tal era su paranoia que, instalados estos artilugios, mató personalmente a cada sujeto que colocaron estos artefactos junto con sus familias.

No podía permitirse que se filtrara esta información a sus enemigos.

Ante la posibilidad de una traición, “Calígula” tenía preparado planes de contingencia para cada miembro de su organización. Datos personales, personas cercanas a tal traidor, ubicaciones de distintos lugares donde frecuentan, registros de ubicación de manera precisa: Toda la información detallada la almacenaba en sus USBs y, juntos a esos datos, planes para cada miembro en específico.

Su control sobre sus subordinados es ABSOLUTO.

Sentado en su silla movible, “Calígula” miraba por un bien rato las pantallas de seguridad con cierta precisión en los gestos y movimientos que hacía cada subordinado.

Después de una o dos horas viendo, este miró la foto enmarcada.

Podía pasar horas y horas viendo esa foto. Aun así, no se cansaba de verlo.

Con las tantas cuentas bancarias puestas a nombres de terceros que, en síntesis, estaban subordinados a él, disponía del suficiente dinero para comparase su propio mini ejército personalizado.

Con más de diez cuentas en los veintitrés bancos alrededor de la ciudad, su patrimonio como organización era superior con todo el dinero que el gobierno central tiene. Si es que fuera en el buen sentido.

Su poder económico era superior a cinco ciudades en su máximo potencial.

Sobrepasaba, ligeramente, a la “Emperatriz”.

Pese a tener grandes cantidades de dinero y, sobretodo, poder para someter a cualquiera que este en su contra, lo único que valoraba más que toda esa riqueza que acumulo durante estos tres años es esa foto.

Esa foto no podía ni siquiera compararse con todo lo que “Calígula” tiene. Ni el dinero ni las armas, ni el poder, ni el control total de la ciudad. No había reemplazo alguno en ese bien más preciado para él.

Aquel hombre sombrío miraba aquella foto.

Aquel hombre…

…¿Aun es…hombre? ….

…¿Aun es…humano?…

********

En medio de lo majestuosa e imponente que es la mansión tanto por dentro y por fuera, Nick se sentaba en medio de todo el lugar. Con su propio trono adornado y decorado al estilo barroco contemplando todo el lugar.

Sus subordinados, puestos de pie en sus lugares, solo estaban ahí, contemplando a su líder mientras este los vigilaba.

Una alfombra roja recorría todo el piso hacia el trono.

En ambos lados de su trono, Eva y su antiguo compañero de “trabajo” custodiaban todo el lugar.

Nick, sentado en su trono, miraba todo el lugar.

-Jefe.-interrumpió uno de sus hombres.-Uno de los nuestros menciona que alguien desea verlo.-

Mirando a ese insolente y nervioso hombre, Nick le ordenó que lo dejen pasar.

Abriendo las puertas del pasadizo, varios hombres; completamente armados, escoltaban a un hombre.

Nick, al verlo, lejos de sentir un sentimiento de reencuentro, su expresión inerte no cambio.

Sin embargo, el asombro se reflejaba a en la cara de sus más confiables subordinados.

-¡¿Quién lo dejo entrar aquí?!-increpo Eva a ellos.-¡Saben que él es…-

Nick levantó su mano.

Eva, de inmediato, guardo silencio.

-Pero, jefe, él…-dijo su otra persona de confianza.

Él lo miró.

Sabía que, si hablaba una vez más, este lo mataría de inmediato.

Aquel hombre confiable calló.

Ambos tragaron saliva.

Nick ordenó que lo dejaran avanzar.

Este sujeto avanzó hasta llegar a una distancia adecuada para una audiencia con él.

Sus subordinados obligaron a que este se arrodillara, en señal de respeto.

-¿Qué quieres?-increpó Eva.-

Aquel tipo alzó la mirada, pero no respondió.

-¿Te atreves a no contestar? ¿Sabes con quién estas hablando? ¿Si quiera sabes en que lugar estas?-increpó fuertemente Eva.

-…Únicamente hablaré con él.-fue su respuesta.

-¡Insolente!-dijo Eva sacando su Walther apuntándolo.

Sin embargo, “Calígula” levantó su mano y la miró.

Una tenue y lúgubre mirada impactaba en Eva.

Esta bajo el arma.

-Habla.-dijo “Calígula”.

Aquel tipo se levantó.

-Detén esto, Nick.-

-¡¿Cómo te atreves a llamarlo de esa manera tan amical?!-amonestó Eva.

Nick, levemente, la miró otra vez.

-Vuelves a interrumpir una vez más…-dijo mirándola directamente a los ojos.

-L-lo siento, “Calígula”. No volverá a ocurrir.-contestó mientras agachaba su cabeza.

Resuelto esta falta de respeto, Nick volvió a entablar la conversación.

-¿Qué quieres?-

-Quiero que detengas todo esto, Nick. Para ya con esto.-

El amo de este lugar lo miró detenidamente.

El invitado siguió hablando.

-¿Qué quieres probar con todo esto? ¿Qué es lo que pretendes? Dimelo, Nick. ¿Qué quieres demostrar?-

Él se negó a responder.

Con esa inquietante pero imponente mirada y su negativa a hablar, aquel tipo empezó a perder la calma.

-¡Habla, Nick! ¡Dime! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué es lo que quieres?!-dijo mirándolo iracundamente.

Lejos de inmutarse, “Calígula” solo lo miraba.

-¡Maldición, Nick!-dijo golpeándose las piernas.- ¡Respóndeme!-increpaba el hombre.-¡Desde que te fuiste, todos estábamos preocupados por ti! ¡Todos! ¡No sabes por todo el dolor que tuvimos que pasar al no saber nada de ti en estos años! ¡Incluso ella lloró por ti! ¡Incluso…ella…!-

Hubo un silencio.

Un silencio tétrico y siniestro para ambos.

¡¿Sabes si quiera cuanto tuvo que sufrir para saber, aunque sea una pista sobre ti?!-

Siguió sin responder.

-¡Nos abandonaste! ¡A todos! ¡A tus amigos! ¡A mí! ¡¡Y SOBRE TODO A FELIXIA!!-dijo mientras avanzaba.

Sus hombres veían con detenimiento cada paso que daba el visitante. Listos ante un posible atentando con su líder.

Eva y su otro compañero también estaban preparados.

-¡¡NO ME IRE DE AQUÍ HASTA QUE ME DIGAS CUAL FUE TU MOTIVO, NICK!!-increpó aquel tipo a “Calígula”.

Rápidamente, aquel sujeto corrió hacia el trono.

Sus guardaespaldas corrieron para detenerlo, pero a la distancia que estaban no lo pudieron alcanzar.

Aquel tipo se puso a unos metros de ÉL.

-¡¡¿POR QUÉ, NICK?!! ¡¡¿POR QUÉ?!!-dijo mientras las dos personas de confianza apuntaban con sus armas a su cabeza.

Finalmente, “Calígula” hablo.

-¿Preguntas “por qué”, Todd?-

Todd se quedó viéndolo.

Él se acercó hacia Todd, estando cara a cara.

Sus ojos habían cambiado. Todd ya no podía reconocerlo.

Unos ojos con una tenue pero sutil luz lúgubre.

Una oscura y ahogante luz.

-Por que quise hacerlo.-respondió el jefe del bajo mundo.

Esto dejo estupefacto a Todd.

-Fue mi decisión llegar hasta aquí.-

-…Qué…-habló un incrédulo Todd.-Eso…eso no es verdad…Es mentira…-

-A veces la verdad puede ser muy cruel.-respondió su antiguo amigo.

-…-

-¡¡NO!! ¡¡ES IMPOSIBLE!! ¡¡NO!! ¡¡NO, NO, NO, NO, NO, ¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!-increpó Todd.

-Aléjenlo de mi vista.-ordenó.

Sus subordinados agarraron a Todd y lo sacaron de la vista de su jefe.

-¡¡ES MENTIRA!! ¡¡TU NO HARIAS ESTO, NICK!! ¡¡NICK!! ¡¡NIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIICK!!-dijo mientras era arrastrado por el pasadizo.

Su tenue e incrédula esperanza se esfumó con estas palabras.

La verdad le fue revelada de manera áspera y cruda.

-¡¡MATASTE A MAS DE DOSCIENTAS MIL PERSONAS!! ¡¡LOS MATASTE A TODOS!! ¡¡¿POR QUÉ?!! ¡¡¡¿POR QUÉ LOS MATASTE?!!! ¡¡¡FAMILIAR ENTERAS, NICK!! ¡¡LAS ASESINASTES!! ¡¡SOLO DIMELO!! ¡¡¡¿POR QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE??!!!-

Su antiguo amigo gritaba y gritaba mientras era arrastrado por los hombres de Nick.

Vociferaba todas las atrocidades que este cometió durante estos tres años que gobernó el bajo mundo de la ciudad.

Asesinatos en masa. Sicariatos a varios funcionarios de bajo y alto rango en el gobierno. Extorsiones. Secuestros. Implantación de bombas por la ciudad. Cuerpos colgados en la plaza de la ciudad. Videos de los asesinatos de los lideres del bajo mundo puestos en señal abierta.

Pese a ello, Nick no se inmutó.

Sin embargo, una figura corrió hacia él.

Era Todd. Éste se zafo de aquellos hombres.

Frente a él, Todd se puso de pie. Con lágrimas desbordando su rostro, éste lo miró nuevamente.

-Solo lo diré una vez más, Nick.-dijo mientras todos lo apuntaban con sus armas.-Detén toda esta locura. Por favor, detente. Por favor…Para con todo este oscuro camino, Nick…Te lo suplico…Te…lo suplico…-dijo mientras sus lamentos se expresaban en lagrimas hacia su tan amado amigo.

Nick no habló.

-Nick…Por favor…-suplicaba su “amigo”.

Sus lagrimas no paraban de brotar.

Este sofocante y pesado dolor que sentía en su pecho no era por él, sino por Nick.

Quería recuperar a su amigo.

Quería salvarlo de esta pesada cargar que, a medida que avanzaba, lo estaba hundiendo mas en este oscuro y frio abismo.

Sus hermosos recuerdos con él los quería de vuelta.

Lo quería de vuelta.

Quería a su amigo de vuelta con él.

-Nick…Te lo imploró…Detente…-

El déspota no se inmutaba.

Viendo esta actitud, Todd decidió usar su ultima carta para salvar a su amigo.

No quería hacerlo, pero era lo único que tenía.

Lo único que podía usar.

-Hazlo por Fe…-

—————————————————-

Hasta de si quería terminar su oración, un estruendo se escucho por toda la mansión.

Buscando el origen de aquel estrambótico ruido, todos observaron al responsable.

Aquel visitante no podía percibir que estaba ocurriendo.

Sus sentidos no respondían ante lo suscitado en su alrededor.

Poco a poco, estaba percibiendo su alrededor.

En ese estado de recuperación, la única sensación que podía sentir era la de su cuerpo que, lentamente, empezaba a perder calor.

Un sutil pero mortífero frio recorrió su cuerpo en segundos.

Al tener esta reacción anormal en todo su cuerpo, cayó al suelo.

Su cuerpo no lo obedecía.

A cada momento que pasaba, el dolor atenuaba su existir.

Lagrimas desbordaban su rostro mientras su sangre manchaba el suelo.

Todos los presentes miraron estupefactos la escena. Incluso Eva no pudo evitar esta reacción.

Nick se levantó de su trono y, guardando su arma predilecta, camino hacia su moribundo amigo.

Éste no dejaba de sangrar.

Alzando su mirada, Nick lo miraba con desdén.

-Ni…Nick…-hablaba su moribundo “amigo” levantando su mano ensangrentada.

ÉL puso su pie sobre su estómago y lo piso con fuerza haciendo que Todd escupiera más sangre.

-No te atrevas a mencionar su nombre.-expresó el dictador mientras aumentaba la presión con su pie.

-…Agh…-

Nick miraba a su moribundo “amigo”.

La vida se estaba escapando de su cuerpo mientras veía como su amigo lo miraba con odio.

Lo ultimo que vio en este mundo fue la mirada de su amigo con desdén en sus pupilas.

Lo último que quería ver en este mundo, lo vio.

Grande fue su tristeza que lamentaba el hecho de no poder salvarlo.

No poder sacarlo de ese abismo que él mismo se creó.

Lo lamentaba en gran manera.

-…Lo……siento…-dijo soltando un pequeño micrófono de su mano.

Nick, al ver esto, comprendió el propósito de su visita.

-¡Preparen las ar…-

Varias explosiones se escucharon por los alrededores de la mansión.

En ese instante, los vidrios se rompieron y varias granadas de humo entraron por los cristales rotos.

A su vez, granadas lacrimógenas entraron con bastante rapidez, impidiendo que los hombres reaccionaran a tiempo.

¡Mierda!

Nick se puso debajo del suelo y empezó a gatear en dirección hacia su trono.

A pesar de que su campo de visión estaba borroso, podía escuchar variaos pasos acelerados en medio de toda esta confusión planificada.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Ya en su trono, verificó si ambos lugartenientes estuvieran ahí.

Desgraciadamente, no estaban.

¡¿Dónde mierda están?!-pensé mientras los buscaba con ahincó.

Sentí como una presencia está detrás mío.

Desenfunde mi arma y, listo para disparar, voltee sin dudarlo.

-Soy yo, Nick.-dijo Eva con un trapo en su nariz.-Ponte esto.-

-¿Y dónde esta…-

-¡Eso no importa! ¡Debemos salir de aquí! -respondió Eva.

Salimos a duras penas del lugar, mientras varias personas armadas entraban al lugar.

Con todo el humo que desprendían esas bombas lacrimógenas, no podía distinguir qué clase de personas entraron a la mansión, pero varias suposiciones bastantes ciertas rondaban por mi mente.

Pese a todo este desconcierto generalizado, tenía una idea bien clara:  Alguien lo había traicionado.

¡¿Quién fue?!- rondaba por mi cabeza.-¡¡¿Quién?!!

Varios rostros aparecían por mi mente. Cientos, no miles de rostros que pertenecían en nuestra organización. Recordaba cada detalle que tenia de ellos y buscaba alguna posibilidad de que uno de ellos fuera el traidor.

Mientras corríamos en el pasadizo trasero de la mansión, una débil , pero intrigante suposición brillo en mi mente.

Al pensarlo detenidamente, aquella posibilidad empezó a tomar forma.

En medio de nuestra huida, me detuve.

Esto inquietó a Eva.

-¡¿Qué haces?! ¡Debemos salir de aquí!-

-…-

-¡No tenemos tiempo que perder! ¡Debemos irnos!-

-…-

-¡Ni…-

Saqué mi arma y apunté a su rostro.

-…Tú…-

Eva se asusto al verme en ese estado.

-¡¿Qué estas haciendo, Nick?! ¡Debemos salir de…-

Bajé el percutor de mi arma.

Eva, al ver este estado, caminó lentamente hacia él.

-…Nick…Debes calmarte…Ahora no es el momento de …-

No tenía la intención de bajarla.

-…Me traicionaste, Eva…-

-…Qué…-

-…Me traicionaste, Eva…-

Estaba claro que éste no dudaba de sus palabras.

Perpleja ante lo que decía ÉL, ella lo miró.

No con tristeza ni culpa.

Sino con ira.

-¡¿Qué mierda estas diciendo?! ¡¡¿Qué mierda estas diciendoooooooooooo?!!-

Observando la determinación de mis palabras, Eva no cambio su posición.

-¡¡DESPUES DE TODOS ESTOS AÑOS!! ¡¡DESPUES DE TODOS ESTOS MALDITOS AÑOS!! ¡¡TODOS ESTOS AÑOS QUE TE SERVÍ FIELMENTE!! ¡¡TODAS LAS ORDENES QUE ME DISTE!! ¡¡TODOS LOS ASESINATOS QUE DIJISTE QUE HICIERA!! ¡¡TODAS ESAS MUERTES!! ¡¡TODAS ESAS MALDITAS MUERTES!! ¡¡MIS MANOS ESTAN MANCHADAS CON SANGRE DE INOCENTES!! ¡¡TODO LO QUE TUVE QUE CARGAR!! ¡¡TODO CON LO QUE TUVE QUE SOPORTAR!! ¡¡TODA LA MIERDA CON LA TUVE QUE LIDIAR!! ¡¡TODO LO QUE HICE!! ¡¡TODO LO QUE HICEEEEEEEEE!! ¡¡TODO!! ¡¡ABSOLUTAMENTE TODO!! ¡¡TODO FUE POR TI, NICK!! ¡¡TODA LA MIERDA QUE HICE FUE POR TI, MALDITA SEA!! ¡¡¿Y AUN ASI TE ATREVES A LLAMARME TRAIDORA?!!-increpó Eva elevando su voz al cielo.

-…Me traicionaste, Eva…-repetía aquel líder.

-¡¡TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!-gritó mientras corría hacia ÉL.

Eva puso la Magnum sobro su cien.

-¡¡HAZLO!! ¡¡DISPARA!! ¡¡HAZLO!! ¡¡DESHAZTE DE MI!! ¡¡YA HAS MATADO ANTES!! ¡¡¿QUE MAS DA SI MATAS A OTRA MAS?!! ¡¡¿QUE MAS DA?!! ¡¡HAZLO!! ¡¡MATAME!! ¡¡MATAME!! ¡¡HAZLO!! ¡¡YA NO ME IMPORTA!!-

Contrario a sus declaraciones, su rostro desprendía lagrimas cargadas de rabia e impotencia.

-¡¡HAZLO, NICK!! ¡¡MATAME!! ¡¡MATAME!! ¡¡MATAME!! ¡¡MATAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!-

—————————————————-

Todo fue demasiado rápido.

Lo único que escuche claramente fue un disparo certero.

Certero y fulminante.

Aunque sus reflejos siempre le permitían reaccionar ante cualquier atentado contra su persona, en ese momento, su reacción no fue lo suficiente para percibir lo sucedido.

Aquella mujer que le juró su eterna lealtad hace varios años atrás, aquella que cumplió al pie de la letra sus mas burdas y crueles exigencias únicamente para complacerlo, aquella que le daba el confort que necesitaba para descansar todas las noches, aquella que estaba en vela cada vez que ÉL tenia una pesadilla, aquella que lo dio todo por ÉL, aquella que daría su vida varias veces por ÉL, aquella que se quedaría a su lado aun cuando todos lo dejaran atrás, no estaba frente suyo.

Nick, al notarlo, miró su arma.

Esta aún estaba cargada.

Algo cayó al suelo.

Nick volteó a ver.

A pocos metros de ellos, una figura los estaba observando, con su arma en mano.

Apoyado en una de las paredes de la mansión por las heridas que recibió en su hombro izquierdo, aquel hombre lo observaba.

Nick no comprendía que está pasando.

Un color carmesí teñía el suelo del pasadizo y llegaba lentamente hacia los pies de Nick.

-…Nick…-llama una agonizante mujer intentado alcanzarlo.

-…Eva…-fue lo que dijo ÉL al ver esta escena.

El hombre más poderoso de la ciudad tuvo una extraña sensación que lo invadía rápidamente. Una extraña pero familiar sensación que hace años no lo sentía. Una sensación que, simplemente, lo había eliminado de su cuerpo, pero esta vez volvió y de manera muy abrupta.

Miedo.

Eso fue lo que sintió.

No al individuo que lo estaba mirando con clara intención de matarlo, sino a lo que sucedió con Eva.

Su soporte emocional, su confidente, su mano derecha en todas sus operaciones, la persona que lo mantenía a raya frente a sus asesinatos brutales y sin sentido, su única amiga que tenía en este lugar, la única persona que no lo miraba con repulsión, aquella persona estaba tendida en el suelo.

El aliento de vida se estaba alejando de ella.

¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!

Preso de aquel sentimiento, Nick se rasguñó el cuello, en un intento desesperado por quitarse algo que lo asfixiaba. Sentía como un nudo lo ahorcaba e intentaba zafarse de este dolor que, únicamente, estaba en su cabeza.

Un nudo que se apretaba a medida que veía a Eva.

Lo sofocaba. Lo lastimaba. Lo heria. Lo ahorcaba. Lo mataba.

Unos pasos lentos pero cautelosos avanzaban por el pasadizo.

Su instinto fue rápido esta vez.

Desenfundó su arma y atinó un disparo hacia el atacante. Directamente en su pierna derecha.

Aquel hombre se derrumbó contra el suelo, soltando su arma.

Aun con este daño infringido en su extremidad, aquel intentó alcanzar su arma.

Craso error.

Otro disparo fue contra el atacante. Directamente hacia su mano derecha.

Los gritos del atacante no detuvieron el avance de Nick hacia él.

Pierna izquierda y brazo izquierdo.

Todas sus extremidades estaban comprometidas.

La agonía de este hombre se socavaba con la implacable presencia que Nick hacia al estar frente suyo.

Aquel sujeto lo miró. Miedo fue lo que Nick vio en su rostro.

Poco le importó.

Un golpe certero a su rostro dio Nick a él.

Continuos golpes prosiguieron. Incrementando su fuerza con cada golpe que le daba.

En este intercambio unipersonal de ataques, la expresión de “Calígula” no cambio en lo acostumbrando a mostrar a sus subordinados.

Inexpresiva y con unos ojos vacíos pero penetrantes, ÉL siguió con lo suyo.

Algo susurró el sujeto a “Calígula”, pero esto poco le importó.

Finalmente, Nick se levantó.

Sus manos estaban completamente destrozadas tras los intensos golpes que infringió en este sujeto.

El rostro del atacante estaba todo desfigurado. Paradójicamente, su rostro estaba lejos de ser un rostro como tal.

Con el ojo derecho salido de su cuenca, el atacante observó la última imagen que vería de este mundo.

Una bala perforó su cien.

El castigo había terminado.

El déspota líder guardo su arma predilecta y se acercó hacia Eva.

La cargó en sus brazos y caminó por el pasadizo hasta llegar hacia el final.

-Maldito traidor…-susurró “Calígula” mientras dejaba atrás aquel cuerpo.

********

Deambulando por los pasadizos de aquella mansión, un hombre taciturno cargaba a una mujer en estado agonizante.

Su sendero.

El camino que había tomado, finalmente, lo condujo hasta aquí.

Su oficina estaba frente a ellos.

Aun se podía escuchar los continuos disparos por diferentes lugares de la mansión.

Era una emboscada a su base y sus subordinados estaban luchando. No por él, sino por sí mismos.

Sabía que su hora había llegado, pero ellos no querían aceptarlo.

Luchar o morir era lo único que podían hacer.

Aun fuere cierto o no, una guerra sin cuartel se estaba librando por todo el lugar.

Nick poco valor le dio a este ataque.

Tarde o temprano tendría que ocurrir.

Era un hecho innegable para él.

Entró a su oficina. Observando su lugar personal, este seguía igual. Eso lo alivio un poco

Tranquilo, avanzó hacia la entrada de su habitación secreta.

Puso en el reconocimiento de huella la mano de Eva e inmediatamente la puerta se abrió.

Volvió a poner su mano en su herida intentando que dejara de sangrar más.

Esta vez, Nick dejó la puerta abierta.

Ingresó al lugar y recostó a Eva en el mueble terciopelado negro.

La recostó lo mas delicado posible.

Aun resistiendo a este dolor tan crítico, Eva lo miraba.

Nick se dirigió hacia su mesa y, viéndola por un momento, recogió lo más importante para él.

La foto enmarcada.

Con su bien mas preciado en su mano, se dirigió hacia Eva.

Nick se acercó hacia Eva y, delicadamente, levantó su cabeza para ponerla en sus piernas.

Ella, al notar esto gesto, lo miró.

Lenta y tiernamente, aquel hombre amado por ella acarició su cabeza.

-Tranquila…Todo esta bien…Todo esta bien…-habló levemente el tiránico líder a su subordinada.

Eva no pudo contener las lágrimas.

Ella alzó su mirada. Aún tenía esa fría e inerte expresión, pero no le importó.

Estaba feliz que hiciera este gesto por ella.

Simbólico o no, con culpabilidad o no, con lástima o no, eso no importaba.

Él lo hacía para ella.

Eso es lo importante.

Eva levantó su mano a duras penas y la puso en el rostro de su amado líder.

Ella lo miraba tiernamente.

Acariciando su rostro, Eva lo miraba.

Aunque su mano estaba con sangre, a él no le importó.

Por un rato, Eva lo acarició.

Hasta que, sintiendo que su cuerpo no duraría mas tiempo, alejó su mano de él.

Quería que este momento perduraría para siempre, que se eternizara únicamente para ellos, pero era imposible de hacerle. Su cuerpo le impedía.

Bajando su mano y poniéndola en su pecho, Eva se preparó.

Sus ojos posaron sobre ese inexpresivo rostro.

Y…

-Nick…-

ÉL la miró.

Su expresión seguía igual.

-Yo…-

-….-

-Yo…-

-…-

-Yo…te…-

-…-

¿Cambiaria las cosas si lo decía? ¿Algo cambiaria a su favor? ¿Qué cambiaría?

Despejó su mente de esas ideas y…

-…Yo te amo.-

Sus lágrimas se desbordaban.

Finalmente, lo pudo expresar.

Después de estos años reprimiéndose por completo, finalmente, pudo decir lo que sentía.

Finalmente, lo expresó.

Aquel sentimiento que la afligía durante tanto tiempo, lo pudo decir.

Y ÉL lo pudo oír. Pudo atestiguar esto.

Levantó su mano para alcanzar nuevamente su rostro.

Quería decirle esa frase mientras tocaba su rostro.

Tan cerca de ese bello y delicado rostro.

Sin embargo…

Esta se cayó.

-Eva…-

Una leve sonrisa dibujaba el rostro de aquella hermosa dama.

Una tranquila y tierna sonrisa plasmaba en el adonis, delicado y fino rostro de aquella mujer.

Nick agarró su mano nuevamente y la puso en su rostro. En un intento por recrear esa escena otra vez.

Pero era inútil.

Ella exhaló su último respiro.

Una abrumadora y desconcertante soledad lo acompañaba.

Lo atacaba.

Lo atormentaba.

Lo heria.

Lo mataba.

Bajando su mirada, observó a Eva.

Reposa su mano en su pecho.

-…Lo sé, Eva. Siempre lo supe.-exclamó.

Descendió hacia ella y sus labios se tocaron

-Siempre lo supe.-

Sacó la foto del marco y lo puso en el pecho de Eva.

Tenia las dos cosas mas importantes para él en un solo lugar.

Los miró detenidamente por un rato.

-….-

Nick agarró su arma.

Aun con el dolor atenuante en sus manos, él sostuvo su Magnum.

Miró el tambor de su arma.

Solo quedaba una bala.

Varios pasos acelerados se escuchaban en dirección a su posición.

Aquel déspota alzó su arma y la posicionó debajo de su mentón.

Bajó el percutor.

Acomodó su mano para actuar en el momento preciso.

En el momento indicado.

Los pasos ya están cerca.

Se están acercando.

Cerró sus ojos.

Y…

————————-

Aquel sendero.

Este camino por el cual trazó su vida.

Este espinoso, oscuro y nauseabundo recorrido que él se delineó.

Todas las decisiones que tomó.

Todas las acciones que hizo.

Todas las vidas que tomó.

Todo lo que destruyó.

Todo lo que mató.

Todo lo que quemó.

Todo lo que perdió.

Todo lo que consiguió.

Todo. Absolutamente todo.

Finalmente lo llevó a esto.

Su desprecio por todo lo llevó a esto.

Su odio por todos lo llevó a esto.

Su ira lo llevó a este final.

El miedo lo había llevado a este tortuoso desenlace.

Lo habían consumido por completo.

Este tétrico y monocromático lugar.

Quizás…

Quizás en otra vida…

Este a tu lado esta vez…

Espero que llegue ese momento…

Realmente lo espero…

Este oscuro abismo había llegado a su fin.

Su inevitable y sombrío fin.

 

 

 

 

 

 

Regresar

Comentarios para el capítulo "IRA "

Comentarios

Deja un comentario Cancelar respuesta

You must Register or Login to post a comment.

POPULARES
Alpha colección
Alpha phantom Colección
Ciber Ronin 16 mayo, 2022
El director 15 horas ago
portada
LOVE
Capítulo 1 25 diciembre, 2021
Capítulo 2 25 diciembre, 2021
one shot 2 portada
De psicologa a madre
Capitulo 1: Ariana 26 diciembre, 2021
Capitulo 2: Primer Día 2 días ago
Trik Menang Game Slot Online Mudah Jackpot
Situs Judi Slot Online Jackpot Terbesar
Situs Bocoran Slot Pragmatic Hari Ini
Ver más
  • INICIO
  • TIENDA

© Norami 2022

Aviso

WHAT IF – Ruta de la Ira

contiene temas o escenas que pueden no ser adecuados para lectores muy jóvenes, por lo que está bloqueado para su protección.

¿Eres mayor de 18 años?